TRABAJO DE OBSERVACIÓN SOCIOLÓGICA SOBRE FERIAS DE ARTESANOS Y MANUALISTAS

MATERIA: Sociología General

CÁTEDRA: Lucas  Rubinch

PROFESOR/A: Gustavo Moscona

Comisión: 03

Alumnxs: Gisela Sabas Escolà, Silvia Cataldi, Violeta Falco

ÍNDICE

Introducción

Nos vamos de feria………………………………………               

De tin marin, de do pingüe… ¿Qué ferias elegimos y por qué?   

¿Qué vamos a mirar y cómo lo hacemos?…………….             

                                              OBSERVACIONES

I.Paseo  El Retiro de la Costanera Sur………………………..             

 Ubicación y un poco de historia……………………………….             

 Recorriendo la feria…………………………………………….            

 Charlando un poco con la gente……………………………….             

Vuelta al confinamiento y ahora qué?………………………………….             

Después del confinamiento la vuelta a la normalidad?…………              

II. El barrio Parque de los Patricios…………………………..               

El parque donde se encuentra la feria…………………………             

La Feria………………………………………………………….             

Descripción Física de la actual  fisonomía de la Feria………..             

Fin de semana que no hubo feria (Domingo 6/07 a las 4pm)…              

Testimonios de Vecinxs de Parque Patricios………………….               

III. Feria de San Juan……………………………………………..           

Sábado entre feriantes y entre palmeras…………………………          

Domingos de algodón de azúcar………………………………….           

 ANÁLISIS

DESARROLLO DEL ANALISIS  :

E. DURKEHIM – El hecho social, KARL MARX Naturaleza y Cultura-       

Consideraciones finales ………………………………………               

Nos vamos de feria

El trabajo que presentamos se centra en un recorte de la realidad enfocado al trabajo informal en las ferias que, en un primer momento, estuvo acotado a las ferias artesanales pero dado la heterogeneidad que encontramos en el campo de estudio, fue ampliado a las ferias de emprendimiento.

La motivación a la hora de elegir y colorear un espacio de la realidad fue quizás en una primera instancia el acceso al lugar teniendo en cuenta  que por la emergencia epidemiológica se recortan los accesos y en ese ámbito creímos que al contar con un informante clave se facilitaba el acceso.  El grupo de estudio se formó alrededor de ello, una compañera artesana y dos compañeras que frecuentaban las ferias que podían enriquecer el objeto de estudio con miradas dispares. El abordaje se ha realizado mediante un trabajo de observación delimitado en los días sábados y domingos especialmente de marzo y abril e interrumpido por las restricciones recién impuestas en mayo.

En principio, nos encontramos frente a una modalidad de venta llevada a cabo en plazas, parques o ámbitos al aire libre. Esta necesidad de la plaza como lugar de encuentro de varios sectores sociales, como espacio recreativo y de descanso y, el aspecto que más nos interesa en este trabajo,  como espacio de sustento para personas que salen a vender (artesanías o productos industriales) tanto  por elección propia o  porque fueron empujados a eso por una situación económica fue el escenario que nos convocó.

De entrada, y a poco de conversar las tres sobre el tema, advertimos que teníamos miradas diferentes, esta fue la primera dificultad con la que nos encontramos.  Desde la mirada de Gisela,  artesana como herencia familiar, éstas eran resultado de una supervivencia que ya no tenía lugar en las sociedades modernas industriales y se mantenía en una suerte de escenario medieval, venta directa de productores cada vez más decadente como única alternativa de venta. Todo ello contextualizado en sociedades urbanas industrializadas con un capitalismo voraz que no dejaba más que miserables espacios marginales para poder sobrevivir en la profesión de uno.

La perspectiva de Silvia se ubicaba más  en la tradición de las ferias,  en una  elección personal ante todo,  y no una consecuencia. La elección estaría caracterizada primero por la forma de entender cómo ganarse la vida con su trabajo, tratando de ejercer el control directo del mismo, y no formando parte de una organización superior, de la que no podía tener el poder de toma de decisiones. Supone siempre una actitud de rebeldía frente a la forma mayoritariamente de trabajo, donde también se da una importancia relevante al trato entre el artesano/productor y su cliente, y donde puede elegir que ofrecer, y administrar sus variantes, sin tener que caer forzosamente en la producción en serie de objetos. Podríamos sintetizar como un comportamiento de acciones con arreglo a valores. Obviamente, este universo ha ido cambiando con el tiempo, y dentro del mismo se han hecho un lugar, a puro codazo, otros personajes con distintas características, más influidos por la necesidad económica que por el espíritu de la actividad en sí.

Violeta si bien tiene una noción de que la feria de Parque de los Patricios no encaja en la imagen de ferias artesanales en la que según las prenociones del sentido común son ferias de hippies bohemios que deciden vivir al margen de convencionalismos sociales, con una estética particular y un discurso más enfocado en los valores de paz y amor que surgieron con tanta fuerza en los 60 con la ola hippie. En cambio encuentra que muy por el contrario las ferias que se observaron para este trabajo de la CABA están muy alejadas de esa imagen siendo en realidad un espacio en el que confluyen varias décadas de malestar económico y un espacio de compra y venta de todo tipo de productos, no sólo artesanales, con una fisonomía muy heterogénea; además de que actualmente tienen una realidad alejada a la imagen turística y relajada que suelen tener lxs mismes porteñxs de ellas.

Muchos han sido los cambios que, a raíz de la situación epidemiológica que nos atraviesa y de las prenociones de las que somos objeto en tanto sujetos culturales inmersas en un paradigma social histórico y cultural, hemos tenido que realizar tanto en el objeto de estudio como en la forma de abordarlo.

De hecho, y a poco de buscar información sobre el tema, advertimos que estas ferias han ido cambiando, desde la original feria de artesanías a la de manualistas como se denomina en el ordenamiento legal vigente en Caba y en la provincia de San Juan, de artesanos y manualistas, encuadradas dentro de las ferias de emprendimiento. Estos ordenamientos legales fueron dictados para albergar algo que ya se venía dando en la realidad, y es que a estas ferias acudían no sólo artesanos, sino personas que sin serlo, intentaban vender distintos objetos, algunos usados, y otros directamente de reventa.

De tin marin, de do pingüe… ¿Qué ferias elegimos y por qué?

En un primer momento, en lo que respecta a Caba pensamos elegir ferias de cierta envergadura en relación a la cantidad de puestos y gente convocada, y por eso, en Caba, habíamos elegido la feria del parque Centenario y la Feria del Parque de los Patricios, esta elección estuvo condicionada por el contexto de pandemia, habiendo tantos espacios de socialización tan interesantes, nos tuvimos que limitar a espacios al aire libre donde no corriéramos  el riesgo de contagiarnos. Nos parece importante destacar que esta elección inclusive tuvo que ser cambiada por una falta de protocolo. De una observación rápida que hicieron Silvia en la del parque Centenario y Violeta en la del Parque  de los Patricios observaron la falta de medidas de prevención respecto al covid 19, que había dispuesto el gobierno de Caba. Nos pareció importante destacar este hecho, que bien podría ser objeto de otro trabajo sociológico, pero que por lo que tal vez es muy compleja, preferimos no abordarlo en esta instancia.

Violeta, la valiente del grupo, decidió seguir con la del Parque Patricios, porque de alguna manera consiguió realizar su trabajo de campo sin correr riesgos, Silvia optó por la observación de la feria denominada Paseo de la Costanera Sur,  ubicada en la zona del mismo nombre que bordea las costas del Río de la Plata, sobre las que se construyó la Reserva Ecológica Costanera y la. Feria del Parque de los Patricios, situada entre las calles Av. Caseros y Almafuerte en el Parque Patricios,   ambas situadas en CABA y otra en San Juan Capital de recién apertura en el contexto COVID debido al cierre de los espacios tradicionales de venta existentes de los últimos 25 años, la feria de las Palmeras, ubicada en el Parque de Mayo, calles San Luis y Urquiza, ciudad de San Juan,  organizado por la Municipalidad de San Juan y con una antigüedad de  hace apenas un año.

¿Qué vamos a mirar y cómo lo hacemos?

En cuanto al objeto de estudio, si bien apuntábamos a la observación de las ferias artesanales de tipo participante con informante clave y no participante, detallado en la parte metodológica, finalmente debido al escenario real que nos encontramos fue re direccionado a las ferias de emprendimiento lo cual no es otra que una de las consecuencias de la situación epidemiológica en la que nos encontramos, la proliferación de espacios de venta abiertos a cualquier producto como efecto económico de una situación extraordinaria. Por otro lado, y en la misma línea, uno  de los espacios a observar tuvo que ser reemplazado por otro que supusiera menos riesgo para las observadoras debido a las pocas normas de higiene y prevención sanitaria que se tomaban ahí.

En el presente trabajo usamos  la técnica de comparación, según Durkheim la propia de la sociología, no sólo entre los espacios sino marcada por una línea cronológica que separa el antes y después de la extraordinaria situación que contextualiza la actualidad sociocultural y que repercute en todas las esferas modificando a diario nuestra vida cotidiana.

El desarrollo del trabajo presenta una descripción histórica y física de cada uno de los espacios, se adjuntan fotografías y otra documentación para ilustrarlo, una comparación de cada espacio individual centrada en la incidencia  epidemiológica y sus efectos en cada uno de los espacios y una comparación de distintos aspectos entre los tres espacios señalando las semejanzas y diferencias. Como punto de inicio de investigación partimos de las siguientes preguntas que tomarán como eje los conceptos de hecho social Durkheimiano, objetividad Weberiana y clase social marxiana.

  1. ¿Cómo afecta en la composición y cantidad  de feriantes la situación epidemiológica del covid 19?
  • ¿Podríamos hablar de un estado de anomia general en la Argentina, con respecto al incumplimiento de los protocolos sanitarios, basándonos en dichos espacios de encuentro social como ejemplo del comportamiento de los sujetos en interacción social?
  • ¿La clase social de lxs feriantes es la misma o cambió durante y debido a la pandemia?
  • Análisis detallado de las prenociones de las investigadoras o juicios de valor previos a la investigación y contraste con posibles juicios de hecho. Sentido común y realidad.

 En el trabajo hemos tenido en cuenta que entre otras cosas observamos relaciones sociales que si bien hemos analizado desde el ámbito sociológico se encuentran inmersas en el ámbito económico puesto que las acciones que llevan a cabo los sujetos en clave Weberiana se   calificarían como acciones con arreglo a fines y no a valores y los fines en este caso son básicamente económicos motivo por el cual no podemos aislar de nuestra investigación la economía aunque no sea el eje principal ni el enfoque determinado.

Otra esfera que no puede soslayarse en el intento de mantener la objetividad es el de la cultura o el contexto histórico cultural que envuelve dos provincias distintas, si bien en el mismo país y de carácter urbano trataremos de dar cuenta de las diferencias existentes para no caer en sociología espontánea puesto que es preciso como dice Durkheim comparar los medios sociales que comparten las mismas características para arribar a conclusiones certeras. En nuestro caso no pretendemos desarrollar conclusiones si no observaciones, aunque esperamos que se mantengan en el ámbito de la objetividad y los juicios de hecho evadiendo para ello los juicios de valor que como sujetos-objetos suele ser complicado aislar.

Teniendo en cuenta estas dos esferas que se encuentran inherentes en el espacio a observar trataremos de conceptualizar la realidad usando la herramienta de tipos ideales en la medida que sea adecuado,  hecho social Durkheimiano  y naturalización e ideología conforme a una mirada marxiana.

Finalmente agregar que hemos tratado y tratamos de darle al presente trabajo un tinte más humano y social en lo que atañe a la observación, captando diálogos y participando dentro del objeto de estudio para darle un cariz más dinámico, aunque quizás menos académico entendiendo que la sociología no puede evadir ese carácter dinámico por ser inherente a lo social, es por ello que presentamos en la introducción y en todo el trabajo los cambios de rumbo del mismo y el encuentro con todo tipo de situaciones inesperadas.

A continuación presentamos los espacios para que el lector se pueda familiarizar con ellos y acompañarnos en todo nuestro recorrido. Bienvenidx a la feria!

Paseo  El Retiro de la Costanera Sur

 Ubicación y un poco de historia

El paseo El Retiro de la Costanera Sur, se encuentra en la Avda. Dr. Achaval Rodriguez, entre Avda. Elvira R. de Dellepiane y Viamonte de la ciudad de Buenos Aires.

Es un antiguo paseo costero ubicado en Puerto Madero. Funcionó como balneario público hasta que durante la década de 1980, se rellenó la ribera con los escombros de las demoliciones de edificios realizados con motivo de la construcción de las autopistas 25 de Mayo y Perito Moreno, luego de algunos años de dilaciones y proyectos suspendidos, y debido a la crecida fuerte del río, los rellenos se llenaron de sedimentos y plantas, hasta formar espontáneamente, lo que se conoce como la Reserva Ecológica. Luego se efectuaron obras para dotar al paseo de los miradores,  caminos interiores y de las instalaciones básicas como para poder hacer un paseo a pie o en bicicleta.

Desde 2014, diez esculturas forman parte de un recorrido que homenajea a los deportistas argentinos más destacados de la historia, como Gabriela Sabatini, Luciana Aymar y Emanuel Ginóbili, entre otros y que se denomina Paseo de la Gloria y sobre lo que es una rotonda, a la altura de Avda. Elvira R. de Dellepiane, se exhibe una famosa fuente, llamada de las Nereidas, obra de la escultora argentina Lola Mora.

En este emplazamiento, el gobierno  de la ciudad de Buenos Aires, habilitó dos ferias en el tramo que va desde Avda. Belgrano hasta Av. E.R.de Dellepiane. Una es una feria de artesanos y la otra una feria de manualistas. Ambas funcionan los días  sábados, domingos y feriados de 10 a 20.

Recorriendo la feria

Hemos recorrido esta feria en varias oportunidades, antes de encarar este trabajo. La hemos visitado en épocas mejores, sin restricciones por el covid19 y con mejor situación económica general. Por lo tanto tenemos una idea de la feria antes, y ahora, concretamente, vinimos un sábado y un domingo de abril, desde las 9.3 aproximadamente, hasta las 14hs, coincidiendo con nuestro paseo habitual por la Reserva Ecológica.

Ya cuando llegamos, habían estacionado dos  camiones que traen los caños, barrales y listones de madera con que se arman los puestos. Estos puestos son propiedad del gobierno de la ciudad, y los armadores que los instalan, son personal que especialmente se contrató, a través del dictado de un decreto que lleva el nro.704 y que dispone que sea este personal, y no otro, el encargado de los mismos.

A esa hora también había una fila considerable de personas que acarreaban bultos, ordenados frente a una especie de puesto-oficina. A pesar de que los puestos están asignados a personas que se han inscripto y presentado toda la documentación necesaria dispuesta por la ley 4121 de Caba, esta misma legislación permite que haya un suplente del puesto, para que este sea aprovechado, en caso que el titular no pueda asistir ese día.

El mismo ordenamiento legal faculta a las ferias a designar una organización sin fines de lucro, que administre la feria.

Es precisamente esa organización la que estaba ese domingo, tomando los datos a los futuros postulantes a puestos vacantes, verificando que su actividad estuviera dentro de lo permitido, y sobre todo, que no hubiera dos puestos contiguos, que vendieran lo mismo.

Pudimos averiguar que esa administración está a cargo de la Sra. Alba Rodriguez, apodada “Lita”, la que preside dicha asociación.[1]

También se estaba instalando temprano, un puesto de tamaño considerable, que vende bebidas y comidas, también integrante de la feria.

Lo atiende una señora de unos 45 a 50 años, baja y muy delgada, con un semblante enjuto pero que va de un lado al otro muy enérgica, dando órdenes a los que parecen ser de su grupo familiar 2 muchachitos y una chica, que preparan la fruta para hacer jugos, y disponen las bandejas con facturas, galletas etc. en los mostradores del local.

Luego nos enteramos la historia tanto de la administración de la feria, como del local de comidas.

Para las 10, los puestos estaban armados, y ya habían llegado los puesteros, más los que habían conseguido vacante ese día, todos armando su stand, colgando sus productos. Todos se mueven bastante despacio, como sabiendo que tienen todo el largo día por delante, y que no va a haber alivio de clientes este día, como desde hace bastante no lo hay.

Se realizó una observación no participante en primer lugar, para tener una vista general de los puestos que componen la feria, de los que contamos aproximadamente 300 espacios, aunque el número de feriantes es un poco menor, porque hay varios que ocupan más de 1 puesto con su emprendimiento.

También observamos que  había instalaciones conexas  a la misma, como la administración que ya mencionamos, y los baños químicos, que son solo para uso de los feriantes, como indica su cartel.

La feria de manualidades está dispuesta por sus puestos  repartidos en 3 hileras, por lo que se generan 2 calles internas. En épocas pre pandemia, estas calles estaban  bastante concurridas por paseantes que deambulaban entre los puestos. En esta época de pandemia, la circulación esta más restringida, por la misma razón, hay menos gente en general en la feria, pero además notamos que las personas no se agolpan en los puestos.

Al comienzo de las hileras de puestos, hay una torre sanitizante provista por el gobierno de la ciudad y hay otra torre sanitizante al final de la feria.

Los puestos cuentan con elementos de higiene, ya sea aerosoles con alcohol y agua, o frascos con alcohol en gel provistos por ellos mismos. Esto lo pudimos  observar en todos los puestos. En aquellos a los que nos acercamos, enseguida ofrecieron rociarnos las manos con alcohol, para poder seguir con la costumbre de este tipo de puestos, que es la de “levantar” el producto para verlo mejor. La feria no estaba concurrida hoy como en días de verano, previos a esta mayor restricción dispuesta a partir del 19 de abril. Los feriantes todos están con barbijos puestos, algunos se los sacan cuando fuman, o si están tomando mate o comiendo algo, pero en general se observa cuidado por estas medidas anticovid, en parte como una política para  que el paseante sienta a la feria como un lugar seguro.

El tipo de público que observamos podríamos dividirlo en dos grandes grupos.

Los que están practicando alguna actividad deportiva en la zona, como ser ciclistas, patinadores, corredores o caminantes, y el público en general que va a la zona a pasear al aire libre, actividad recomendada en estos días, también debido al  covid19, y tienen para disfrutar todos los circuitos que ofrece por un lado la Reserva Ecológica, luego la Costanera propiamente dicha, la feria y los puestos de comida (carritos) que completan el atractivo.  No hay un barrio de viviendas cerca, a no ser el exclusivo de Puerto Madero, el cual, tiene una amplia área de gastronomía de mucho mayor nivel económico, que hace que esta zona no sea de su elección a la hora de comer, menos para comprar en la feria. Pero si se observa un público en general que puede provenir de cualquier otro barrio de la ciudad, seducido en primer lugar por la Reserva Ecológica, y tomando a la feria como un atractivo adicional, que se recorre también como un paseo.

Los deportistas se paran en algunos puestos de venta de ropa deportiva, que hay y son de fabricantes nacionales, también en un puesto de venta de accesorios para bicicletas, y obviamente en los de comida. Son tal vez el grupo que ostenta una imagen de clase económica más alta que el resto, aunque casi no los vi consumir  productos de la feria. Si, consumen alimentos en los puestos de comida. (Carritos).

También atraen bastante los puestos de venta de accesorios para celulares. Al no haber turistas, en esta visita vi muy poca gente acercarse a los puestos de talabartería que hay, y muy buenos, pero lamentablemente son productos que consumen más los turistas que los locales.

“tenemos un local en Constitución, que estuvo cerrado por la pandemia, como mi marido es monotributista categoría D, no pudo acceder ni al IFE ni al crédito a tasa cero, así que complementamos, trabajando acá sábado y domingo, porque no alcanza”.

Y los que tienen también ventas son aquellos que venden sahumerios, esencias etc., allí suele verse mayormente a mujeres y a parejas jóvenes, que preguntan sobre los beneficios de tal o cual aroma , ya sea para energizar un ambiente, para sedar etc.

Charlando un poco con la gente

Pude charlar a 4  puestos, a los que hice la misma pregunta a saber:

PreguntasTalabarteríaPapel ecológicoViveroSahumerios y esencias
Tiempo de ant.en la feria2 meses6 meses2 años1 año
Es feriante por elección ¿Por necesidad, tiene un localPara hacer conocer el producto.Por conveniencia económicaPor conveniencia económica
Vive en zonaNoNoNoNo
Transp. Propio o públicoPropioPropioPropioPúblico
Un deseoProvisión gratis de alcoholPoder ser titular de un puestoMás genteQue no cierren la feria

“De seguir esto así no se en que vamos a terminar, no viene gente”…. Me comentó una vendedora de artículos de cuero, cuando le pregunté como iban las ventas.

Los cuatro feriantes a los que pudimos charlar están sumamente preocupados por la pandemia, y en especial, temen nuevas restricciones que los obliguen a cerrar. En general no han recibido subsidios, por pertenecer a categorías impositivas que estaban fuera de los mismos. El tema de la pandemia, la incertidumbre y las consecuencias, es recurrente en la conversación con todos, y se los nota muy preocupados. No existe el clima tradicionalmente relajado y de familiaridad que antes se solía ver en esta como en otras ferias.

Casi todos los puestos cuentan con sistemas electrónicos de pago, lo cual facilita mucho la venta, ya sea a través de las plataformas conocidas como mercadopago, o directamente cuentan con terminales de tarjeta de crédito o débito.

Ninguno de los encuestados, en esta oportunidad, manifestó ser feriante por otra causa que no fuera de conveniencia económica, a excepción de una mujer que fabrica y vende fundas de tela ecológicas que funcionan como tapas para frascos y fuentes. Nos  comentó que ella hacía sus ventas solamente por redes sociales, y que necesitaba que la gente viera en “físico” su producto, porque no era conocido y se le hacía difícil venderlo sin un local. La alternativa de la feria le resultó conveniente porque mucha gente pasa y consulta por curiosidad, y obviamente es mucho más barato mantener que un local comercial.

Vuelta al confinamiento y ahora qué?

Debido al enorme aumento de casos positivos de covid 19 y de muertes, el gobierno nacional decidió un nuevo confinamiento desde el 21 de mayo al 31 del mismo mes [2]. El ánimo general se nota angustiado, tanto lo que comunican los medios masivos de difusión, que charlan a la gente en las calles, como los pedidos de las organizaciones que nuclean a trabajadores de todas las actividades, ya que todas se ven perjudicadas, algunas más que otras.

Las ferias, totalmente cerradas así que son de las que encabezan el ranking de los desprotegidos, aunque como no son un sindicato numeroso, su voz no se escucha mucho en los medios de comunicación.

Se nos ocurrió hacer un paseo por la zona que ocupa la feria de la Costanera Sur, al mediodía de un sábado, para ver qué ocurría. Obviamente no estaban ni las instalaciones de la feria ni los puestos armados. Pero pudimos observar algunos autos estacionados, con alguna puerta abierta, y su conductor/dueño o parado al lado del auto, o sentado, con mercadería en la mano, ofreciéndole tímidamente. Era de suponerse que esto iba a suceder.

Una chica joven, parada sobre la vereda de la Costanera, tiene en el piso un enorme bolso de tela de muchos colores, al estilo patchwork. Está vestida de manera muy, podríamos decir, onda hippie, pantalones rayados de colores, un buzo descolorido y una campera de cordero encima, todo de un color medio parduzco. Lo que nos llamó la atención es su pelo larguísimo, recogido en rastas que le llegan a la mitad de la espalda, un piercing en la nariz.

Vende sahumerios, bolsitas con madera de palo santo, esencias, sahumadores etc.

Entable una pequeña charla con ella, como una paseante más de las pocas que circulaban por la zona,  y ante mi comentario de que no había feria por el confinamiento me dijo muy segura de sí misma, ( y le creímos)  que ella no vendía en la feria, vendía por las calles de toda la ciudad.

Es cierto que cuando la feria está dispuesta, no se les permite vender a los que no están dentro de un puesto, como si se permitía  años atrás, en que las veredas de la Costanera Sur estaban llenas de vendedores ambulantes.

Hay dentro de este grupo humano que denominamos feriantes una jerarquía que marca aún más la vulnerabilidad a la que están expuestos sus integrantes. Los feriantes con puesto obviamente son los formales dentro de la feria, pero el que no consiguió obtener un puesto, es desplazado del lugar, no teniendo otra alternativa más que irse. Cuando hay confinamiento y la feria no abre, es su turno.

Después del confinamiento la vuelta a la normalidad?

Luego de terminado este último confinamiento último, que llegó el 31/05 arranca otra vez una semi vuelta al trabajo, con restricciones, pero la feria pudo volver.

El domingo 13/06 estuvimos en la feria a las 13hs, pleno mediodía.

Había mucha gente en todo el paseo Costanero, en la Reserva Ecológica, y también en la feria. Gente comprando comida en los puestos, y observamos una buena cantidad de público en los puestos. No se observa mucha venta, la gente pasea por entre los puestos. Algunos suscitan más interés, los que venden electrónica, parlantes, audio, el vivero que parece tener público siempre…

Lo que nos llamó la atención, es que esta vez no estaban las torres sanitizante provistas por el gobierno en ningún punto de la feria.

El barrio Parque de los Patricios

La historia del barrio está muy lejos de ser intrascendente,  ya que urgando se puede encontrar que en esta zona existieron mataderos de vacas, cárceles que se utilizaron durante la última dictadura militar, amplias quemas de basurales (de ahí que una de las denominaciones para el barrio es “La quema”) que incluían el famoso tren de la basura (que a la vez atraía al denominado “cirujeo” a la zona)  y hasta un zoológico.

La población que en el siglo XIX formaba parte del actual  barrio de Parque Patricios fue consecuencia de la creación de los antiguos Mataderos o Corrales Viejos. El primer núcleo de población se fue arraigando desde 1867 cuando el Matadero del Sur o de la convalecencia pasó a ocupar sus nuevos locales en las calles de Caseros y Monteaguado, hoy zona que constituye el Parque de los Patricios.

Ya desde principios del siglo XIX existían mataderos en este sector de Buenos Aires. Pasada la mitad del siglo, en 1867, comenzaron a funcionar en la esquina de Caseros y Monteagudo los viejos Mataderos del Sur, los cuales le dieron a este barrio su primitiva denominación de Corrales y permitieron el asentamiento de sus primeros vecinos. La cercanía con la quema de basura y la cárcel de menores hicieron del barrio un área marginal poblada por inmigrantes pobres, trabajadores del matadero, cirujas, prostitutas. El Matadero del Sur fue oficialmente inaugurado el 11 de noviembre de 1872, y funcionó allí hasta principios del nuevo siglo, cuando fue trasladado a su actual emplazamiento. Se lo llamó «Corrales viejos», «barrio de las ranas» o «de las latas», compartiendo estos dos últimos nombres con Nueva Pompeya. Adoptó su nombre definitivo cuando por Ordenanza Municipal del 12 de septiembre de 1902, se resolvió denominar Patricios al parque a construirse en los terrenos del viejo matadero.

Por otro lado el cementerio se encontraba en lo que hoy es el parque Florentino Ameghino, en la superficie limitada por la avenida Caseros y las calles Uspallata, Santa Cruz y Monasterio, frente a la ex-cárcel de Caseros y el Hospital Muñiz. Desde 1867 hasta fines de la siguiente década existió a modo de cementerio provisorio debido a la cantidad de muertes que dejaban las pestes de la época, luego el cementerio se transforma en plaza debido a que en 1889 el Concejo Deliberante en sesión extraordinaria había dispuesto destinar este predio a paseo público.

Datos pertinentes al Barrio: Superficie (en km2): 3,7 -Densidad (habitantes/km2): 10.213,8- Población Total: 37.791 -Mujeres: 20.535 Varones: 17.256

El parque donde se encuentra la feria

El Parque de los Patricios es uno de los lugares más simbólicos del barrio, además de que llevan el mismo nombre. En él se encuentra un subespacio que también es muy significativo, la feria. Éste es el espacio verde más grande del barrio, siendo a la vez uno de los barrios con más plazas y parques de la ciudad.

Con la crisis económica que se dio a partir del 2do gobierno de Menem  la imagen del parque, y de hecho aquí es cuando se empieza a conformar la feria,  como en muchos otros casos y espacios de la Argentina, entró en decadencia sincrónicamente con la gente que vivía por la zona. El parque se transformó en lo que en la  jerga popular sería “tierra de nadie”, vagabundeo, venta de drogas a partir de ser una zona liberada de la vigilancia policial. Alrededor de 2011 el gobierno de Cambiemos empieza a realizar arreglos en el parque incluyendo el enrejamiento de este, política que llevó a cabo en muchos parques y plazas de la ciudad. Esta mejora del parque revalorizó las propiedades de la zona a la vez que conformó a lxs vecinxs.

La Feria

La feria se empieza a formar a finales de la década del 80´, siendo sus primeros puestos los de libros usados. Luego llegando a finales de siglo se convierte en una feria formal y reconocida donde sólo podías encontrar a artesanos, la parte más minoritaria, manualistas, coleccionistas y después la sección puestos de libros usados; luego se fueron incorporando productos más industrializados (hechos con materiales sintéticos y con participación de maquinaria pesada) hasta  el punto de que estos llegaron a copar la mayoría de los puestos de la feria.

El público principal de la feria resultan ser las clases medias/ medias-bajas, lo que vendrían a ser los vecinxs del barrio y zonas aledañas, ya que es el único gran espacio verde y pintoresco por la zona que presta el espacio para tener una jornada de descanso en un espacio que se intenta asemejar con la naturaleza.

La feria abre todos los fines de semana y tiene una larga trayectoria en el barrio, Mirta tuvo su experiencia como delegada y aquí comenta acerca de su funcionamiento:

“En el 86. En el 86 compré mi departamento y vine acá, y estuve 22 años en la feria que estaba en el Parque, de los cuales 19 estuve de delegada…de la feria.”

El ingreso requería ciertos requisitos que Mirta tuvo que demostrar:

En el momento… tuve que hacer un escote cuadrado, en miniatura… Llevé un moño para el pelo, me lo desataron, miraron, todo… “Bueno, ahora, hágalo”. (…) Sí, era importante y tenías que fiscalizar, porque por ejemplo, yo para entrar tuve que ir a fiscalizar al Teatro San Martín, tenía que llevar un trabajo, yo fiscalicé con tejidos y colitas para el pelo y yo tuve que llevar, digamos, una muestra, yo llevé un pulóver hecho, que le había hecho a mi hija con escote cuadrado y allá me lo miraron, me dice: “Bueno, todo muy lindo”. Ahora me dieron lana y dos agu… un par de agujas: “Hágame un escote cuadrado, en miniatura”.

Las transformaciones no escaparon a este subespacio:

¿La feria? Sí… lo que pasa que en la feria se fueron desvirtuando bastante… la feria. Cuando yo empecé la feria tenía 85 puestos, eran 15 puestos de artesanías, venían, este…30 manualistas y después venían los que eran coleccionistas, entonces terminaba con libros.

Ahora es… No sé (…) Ya no es… Y no, había una diferencia. Una cosa era ser artesano y otra manualista, yo era manualista.

No, por eso, estuve 22… Ahora hay mucha compraventa, es más fácil comprar y vender que hacer…cuando yo por ejemplo, nosotros empezamos, la ropa era… no podías tener ropa… el que cosía ropa no podía (…), industrial, no podías tener ni overlock ni collareta… tenías que coser con máquina común, eso era ser un manualista…lo otro ya cuando entra una collareta o entra una overlock, ya es industrializado.

Este espacio público usado por los vecinos hizo que la feria, en principio, fuera resistida por algunos, dado que si bien es un emprendimiento comercial, es un espacio que otorga posibilidades laborales, la disputa generaba tensiones entre los vecinos y la feria:

Y, yo creo que de entrada… de golpe fue una invasión, nosotros invadimos un parque. A lo que lo invadieron después, porque llegó una época que no tenías espacio… (risas) creo que ni arriba de la palmera te hacían subir… Entonces…pero yo creo que… yo lo entiendo eso, a todos nos… cuando vos… a mí se me pone uno acá en la vereda y me hace cosquillas, entonces, de golpe eso yo lo entiendo, (…) Y bueno, vos para comprender al otro te tenés que ubicar en el lugar del otro. Si vos te quedás en tu posición y no te ubicás en el lugar del otro, nunca va a haber un diálogo (Mirta).[3]  

Descripción Física de la actual  fisonomía de la Feria:

La observadora de esta feria vive  en la misma zona que el parque, por lo que ya la había visitado en muchas otras ocasiones pero nunca para presenciarla desde una mirada objetiva, alejada de prenociones ancladas a la ideología . Las observaciones se hicieron durante 4 fines de semana alrededor de un rango horario que va desde las 11 am hasta las 18 pm (horario acorde a las restricciones por covid-19 ) los domingos por la mañana y los sábados por la tarde, 2 fines de semana de abril y otros 2 de mayo.

El parque se encuentra dividido en dos manzanas por la calle Pepirí, entre esta calle y la Av. Almafuerte se encuentra  la parte del parque donde se ubican una escuela primaria, la calesita y una antigua estructura del ex zoológico que actualmente es un museo , allí los fines de semana y feriados  se ubica la zona de la feria donde se vende principalmente la ropa usada, este tipo de puestos es  atendido casi en su totalidad por mujeres, de las que al menos la mitad vienen de municipios de la provincia de Buenos Aires que  limitan con la zona sur de la ciudad, esto lo extraemos a partir de ver que estas mujeres toman colectivos que tienen recorridos por esas zonas y se suben al colectivo en paradas muy cercanas a la av. general Paz. Muchas de estas mujeres parecen conocerse de algún ámbito ajeno a la feria ya que muchas veces se las ve hablando entre sí o varias de ellas juntas charlando del otro lado del mostrador .Estos puestos que se colocan en los caminos asfaltados dentro del parque, luego en la vereda de esa misma cuadra, lo que sería el límite del parque, los puestos siguen de manera que se enfrentan a los árboles ubicados en el cordón de la vereda.En esta parte ya inician los puestos de productos surtidos donde podés encontrar desde productos de lencería, y ferretería hasta un puesto de objetos usados en el que podés encontrar materiales de herrería, hasta un  candelabro pequeño. Sobre la calle Pepirí, y sobre la misma manzana que venimos mencionando, el carácter surtido sigue vigente.

Luego pasando a la otra manzana del parque los puestos se colocan de la misma manera que en la anterior, sobre la vereda de la manzana. En los puestos que se ubican en esta manzana se puede encontrar en mayor cantidad, aunque no exclusivamente, venta de manualidades como por ejemplo el caso de una señora que vendía fundas, porta vasos  y demás que hacía ella misma , alimentos de artesanales como vinos o quesos, y un puesto de objetos antiguos que a pesar de vejez se veía que no estaban deshechos o muy desarmados. En esta zona de la feria se notaba de manera más definida el cambio de feriante en un determinado puesto de un fin de semana a otro. De esta zona del parque se extrajeron a partir de una observación sobre todo auditiva datos que vamos a tomar como representativos para esta zona:

-Horario de cierre(18. 15hs)

1er escena: una señora de unos 50 años que tenía un puesto de fundas de tela(desde portavasos a tops que hacía ella misma) estaba levantando su mercancía para guardarla, la acompañaba una chica joven que era su nieta de unos aproximadamente 17/20 años que llevaba una mochila.Se da   la siguiente conversación:

Chica joven:… Pero estas segura abuela que no querés que te ayude??..lo llevamos a tu casa y después vamos a la mía

Señora:Nooo..  andá yendo que tenés que estudiar …que después tu mamá me reta a mí… total yo de acá sólo me llevo esa bolsa (señala una bolsa con mercancía ) …yo termino acá y después paso por tu casa a llevárselo a tu hermana

2da escena:Era un hombre alto con algo de canas que llevaba un jean,  una camisa y arriba un suéter, estaba levantando la mercancía de su puesto y poniéndola en  su auto que era un citroen C4 sedán, ya casi tenía toda su mercancía guardada, no tenía ningún producto a la vista. Al lado estaba un joven ayudándolo que parecía ser su hijo, que estaba vestido con unos chupines negros y una campera Parka verde Chelsea.

El atractivo principal para el público parece ser pasar la tarde disfrutando del parque consumiendo algo traído desde sus casas que la feria en sí. La mayoría de la gente camina por las hileras de puestos a paso muy tranquilo mirando vagamente los productos que ofrece la feria, haciendo parecer como que no están interesados en o en busca de un objeto en especial, pero sí está presente  una  estela de interés que se puede definir muy bien en el término popular “voy a chusmear y ver que hay”. Sintetizando, al respecto se podría decir que la feria forma parte del atractivo a modo de “ver que hay”, pero el atractivo ,en este momento socioeconómico, no incluye comprar algo de la feria.

Con respecto a la cantidad de gente de la vecindad que convoca el parque los fines de semana se puede decir que este aspecto tumultuoso  de la gente en el carril de paso al margen de los puestos de la feria era idéntico al de la situación de pre-pandemia. Lo resaltable justamente es que este aspecto no haya cambiado en lo más mínimo.

Fin de semana que no hubo feria (Domingo 6/07 a las 4pm):

Luego de la vuelta a “Fase 1” durante nueve días, que se aplicó con la premisa de que una vez terminados estos días se iba a volver a permitir todas las actividades que se admitían antes de estos, se impuso una batería de restricciones más ya que la cantidad de contagios y muertes seguía sin disminuir sustancialmente, una de ellas era que durante los fin de semana las actividades de todo tipo estarían totalmente restringidas, lo que implicó la suspensión momentánea de la feria de Parque de los Patricios. Esta observación se realizó con la intención de ampliar la dimensión que teníamos hasta el momento del lugar donde se encuentra esta feria ¿ Qué pasa cuando la feria no está?

Parque llenísimo de gente, con suerte entraba un alfiler, como todos los fines de semanas, tanto antes como después de la pandemia.

En la entrada al parque que da a la Av.Caseros y Monteagudo se encuentran los puestos de pochoclos, algodón de azúcar y manzanas “acarameladas”. Lo que sí se vio más ausente fueron los vendedores de vocados más elaborados, como las tortas, alfajores caseros y pastelitos.

Un grupo de jóvenes veinteañeros, y  al lado de ellxs un grupo de señoras (con aspecto etario que ronda por los 50 ) que parecían ser amigas y estaban tomando mate con un termo “Stanley”verde característico por ser de muy buena calidad y caro. Ambos grupos estaban en las mesas materas hechas a base de cemento que tiene asientos con muy poca distancia el uno del otro.

Muchos nenes jugando y corriendo. Un grupo de niñas que llegaban a la plaza juntas, parecían tener 11 años, estatura no muy alta, ropa clara limpia, de colores lila rosa y blanco sobre todo, una de ellas tenía el Barbijo del conicet; actuaban como adolescentes, se contaban chismes sobre otra nena que no parecía ser parte de las presentes. No se divisaban sus padres cerca, pero probablemente estaban por la zona.

Había mucha gente sentada en el pasto, y a pesar de ser bastante amplias las zonas de pasto y árboles en este parque comparado a otros, había poca distancia entre una manta y otra. En parte esto se debida a la cantidad de gente y en otra debido a que toda la gente buscaba ubicarse en una parte en la que diera el sol, por lo que pareciera que sentarse al sol era más importante que cumplir las restricciones sanitarias, sobre todo porque también una buena cantidad de la gente que estaba en las mantas estaba sin tapabocas.

Había un grupo de 2 señoras y 2 señores  de la 3era edad, posiblemente parejas, paseando, tenían barbijos del conicet 2 de ellxs. Si bien tenían aspectos de personas bastante avejentadas.

A esta hora casi no divisé gente haciendo ejercicio, por lo visto en otras observaciones, suelen llegar  más tarde cuando no hay tanta gente circulando para realizar esta actividad debido a que la dificultan.

Se podría afirmar que cuando la feria no está podemos encontrar a los mismos actores (exceptuando armadores, feriantes) que cuando no está.

Testimonios de Vecinxs de Parque Patricios

A

¿ Cómo era el parque cuando eras chico?¿Ibas a jugar en él?

  • Cuando iba a la secundaria ,que me quedaba ahí a dos cuadras del parque,iba  todos los viernes  con mis amigos a jugar al fútbol desde la 13 hasta las 19.(…) no , no había canchas ni nada armado, los arcos eran dos mochilas y ya está. Íbamos a jugar ahí atrás del parque donde ahora están los juegos en frente de la jefatura.  Antes el parque no tenía rejas. También ibas a pasear con una noviecita, si tenías. Pero no, después los fines de semana no iba.
  • ¿Desde cuándo está la feria?                                                                                                                                                                                 

No la feria vino con la crisis, gente que necesitaba el mango (…) después de la dictadura creo, yo ahí ya no andaba tanto por el Parque. Antes no estaba esa cosa. Mira primero se instalaron los de libros… usados.

La observación que refiere a San Juan se ha realizado durante los meses de marzo y abril en calidad de sujeto-objeto únicamente los fines de semana por la tarde, días y horario habilitado conforme el protocolo COVID de la ciudad de San Juan en materia de eventos culturales al aire libre.

La feria privilegiada en la observación de San Juan se ha elegido, no por ser la más conocida ni la más antigua ni la más céntrica ni siquiera la más pintoresca sino porque ahí trabajo yo y muchos otros artesanos y manualistas desahuciados de otras ferias que quizás sí reunían las características mencionadas. Sobre ello volveremos luego, por el momento presentamos el espacio de exposición, venta y paseo que se llena todos los fines de semana de vendedores esperando a compradores y de “paseantes” y deportistas que a menudo se acercan curiosos revisando sus billeteras.

La feria del Paseo de las Palmeras se inaugura como feria de artesanos y manualistas en setiembre de 2020 monitoreada y gestionada por La Secretaría de Cultura, Turismo y Deporte de la Capital para dar respuesta a un contingente importante de artesanos, manualistas y emprendedores huérfanos de stand y lugar de exposición. Me explico, con la llegada de la emergencia sanitaria a la Argentina todos los espacios destinados a este tipo de venta calificada por algunos de artística o cultural y para otros de informal fueron clausurados en la Capital de San Juan, hecho que generó varias críticas y protestas. Meses después, con la tímida apertura comercial y cultural enmarcada en un contexto de incertidumbre se agruparon las conocidas y más antiguas “ferias de las Pulgas” y “Feria del Parque” en el emplazamiento del Paseo de las Palmeras que había sido inaugurado en octubre de 2019 al terminar las obras de remodelación. Cabe destacar que el espacio se inauguró sin las mesas que lo conforman actualmente con el nombre de “Paseo de los Artesanos” y la intención de albergar futuros eventos de este tipo, pero poco después se llenó de mesas con bancos a los dos lados destinadas al parecer al público en general. Finalmente, como si de una profecía se tratara el Paseo se destinó a su objetivo inicial debido a la situación epidemiológica que desencadenó la necesidad de extremar los controles.

Para ubicarnos en el mapa el Paseo de las Palmeras del Parque de Mayo se sitúa como su propio nombre indica en el Parque de Mayo, el pulmón verde de la Ciudad de San Juan e históricamente conocido por albergar la “Fiesta del Sol” y funcionar como predio ferial de la ciudad. En 2016 se iniciaron las obras de reforma del Parque de Mayo junto con el histórico Estadio Aldo Cantoni  situado actualmente a escasos metros del Paseo. El antiguo Estadio fue demolido y remodelado conservando un espacio como Sitio de la Memoria ya que se usó como centro clandestino de detenciones en la última cruenta dictadura militar.

El ambicioso proyecto estuvo integrado en una “mega obra” que comprende varios edificios institucionales, culturales e históricos iniciada con la gestión de José Luis Gioja elegido gobernador en 2003 y culminada en 2019 con la remodelación del Paseo. Éste se encuentra rodeado por el Estadio Abierto, el Museo de la Historia Urbana, el patinódromo y el monumento al deporte construido en 1970 y que por su apariencia los sanjuaninos llaman “el monumento al ojete”[4]. En total, comprende 10 hectáreas parquizadas de un total de 17 que tenía inicialmente cuando un día en 1910 se expropiaron las tierras al Municipio de Desamparados para conmemorar el centenario, embellecer y modernizar la ciudad, aparte de compensar la sequedad del clima san juanino. Todo ello, sin saber que más de 200 años después culminaría la obra que pese a las críticas, enojos y rumores sobre el millonario presupuesto otorga a la antigua ciudad de adobe y cañas un aire cultural y moderno de la que todavía se admiran muchos que retornan a su ciudad redescubriendo el lugar.

Como curiosidad y sin extendernos demasiado, el parque de Mayo albergó como primer piedra de construcción nada más y nada menos que la estatua de la Libertad, réplica de la neoyorkina que en realidad debía ir a parar a San Juan de Puerto Rico pero tras la confusión nunca más salió de Argentina y actualmente se encuentra en Pocito desde 1930. Todo ello es muestra de las transformaciones que han caracterizado el espacio verde hasta llegar a la que parece ser la definitiva dado que por primera vez desde 2019 los vecinos aseguran no oír los ruidos de las obras que ya formaban parte del ambiente del barrio.

Hay que enmarcar la ciudad de San Juan y sus continuas transformaciones urbanísticas en el contexto histórico sísmico que se ha articulado en el afán de modernizar una ciudad en una provincia olvidada recelosa de la asimetría económico social existente con la provincia vecina, Mendoza. Referente al contexto histórico sísmico, San Juan ha sufrido dos fuertes terremotos que transformaron la ciudad casi al completo, el de 1944[5] obligó al Estadio Abierto a ser depósito de autos destruidos [6] y el 1977 que todavía desata el llanto de los que lo vivieron, pero afortunadamente no fue tan destructivo en la zona que estudiamos la cual se vio mucho más afectada por los caprichos irracionales de la dictadura[7] que no por el desastre natural.

El Parque de Mayo y concretamente el Paseo de las Palmeras difiere mucho de la fisonomía Sanjuanina caracterizada por sus casas de amplias paredes de adobe y techos de caña de una sola planta. Aunque en los últimos veinte años se observa un cambio abismal del San Juan del siglo pasado, esto solo se ha dado en algunas zonas y muy especialmente en el centro de la capital de San Juan donde se emplaza nuestro espacio de observación. Por ello es preciso no tomarlo de referencia al resto de la ciudad pues es solo allí donde se concentran edificios, casas de diseño, arquitectura moderna y una iluminación ambiental nada característica de la ciudad.  De hecho, una ojeada a los precios de alquileres y compra de la zona darán una idea al lector de cuán poco referente de la ciudad es el centro de la capital cotizada en dólares americanos y no en moneda local como el resto de la provincia. Es importante no perder de vista este dato que obviamente diferencia a los vecinos del lugar de la mayoría de gente que acude habitualmente los fines de semana al parque.

Dado la extensión del lugar, nos centraremos en el espacio que alberga nuestra observación. El paseo está rodeado de palmeras a las cuales debe el nombre. Ingresando por la calle Urquiza nos topamos con el Estadio Aldo Cantoni el cual se aprecia de lejos por la cantidad de luces led que chocan con la fisonomía de dos cuadras más arriba y más abajo. Pareciera la entrada a otra ciudad. Antes de llegar, a sólo una cuadra, se encuentra la conocida calle Libertador San Martín, la calle de ocio nocturno por excelencia (y por ser la única) a la que acuden algunos feriantes al terminar el día laboral cuando “salió la magia”.[8] De este a oeste, el Paseo delimita con la extensa zona verde del Parque de Mayo que contrasta con el gris metálico “tipo moderno” del paseo, las mesas, farolas y fuentes y de norte a sur se encuentra entre el estadio y el patinódromo construido debajo del controvertido monumento al deporte.

El espacio destinado a la feria al que llamaron Paseo de los Artesanos conforma un largo pasillo que termina en el patinódromo. El paseante encuentra a su derecha e izquierda una gran estructura metálica acorde al diseño arquitectónico mencionado. Ambos lados tienen el mismo número de mesas con un banquito a cada lado con el mismo estilo, color y material. Resulta evidente que el espacio es accidentalmente prepandémico, accidentalmente por qué en realidad 2 meses después de la colocación de las mesas “materas” se produjo la mayor transformación de los hábitos y conductas cotidianas de los últimos años. La evidencia está en la distribución de las mesas, conformada en grupos de dos mesas y cuatro bancos, dos de cada lado. La estructura está semicubierta por un techado que cubre cada lado de forma parcial, suponemos que orientado a proteger del sol, intenso en la provincia y no de la lluvia, más bien escasa en estos lares semidesiertos. Encontramos basureros y en general una pulcritud que llamaría la atención en cualquier medio urbano.

En lo que refiere a la observación y al encontrarnos jugando dos papeles decidí acudir dos fines de semana disfrazada de “paseadora” con anteojos sociológicos, o por lo menos eso intenté. Mezclándome entre la gente, aprovechando charlar con aquellos que, pese a ser “compañeros de trabajo” ni siquiera registraba y disfrutando de la compañía de los conocidos y menos conocidos me infiltré también entre el público, vendedores ambulantes y aproveché para charlar más a fondo con las organizadoras, las secretarías de las secretarias de la Dirección de cultura.

Sábado entre feriantes y entre palmeras

Policía: ¡El barbijo por favor!

Ingreso por la calle Urquiza, como de costumbre, pero hoy no voy cargada con la mochila y creo sonreír como turista en mi ciudad de residencia, aunque quizás es sólo mi opinión y con el barbijo no creo que nadie se percate. Al entrar por el pasillo observo el Estadio, tan iluminado y tan sólo, realmente San Juan no es una ciudad de tumultos, pero la pandemia se aprecia en cada rincón como si le hubieran arrancado el alma a la urbe.

Los policías están de un lado y otro del paseo, pero no parecen muy interesados en su alrededor, como actores perdidos en la obra charlan entre ellos y se muestran los celulares entre risas. Ciertamente de todos los días que fui como paseadora y vendedora sólo ese primer sábado en calidad de infiltrada cómo si supieran que escribiría sobre ello me dirigieron la palabra tan temprano. Como feriante estaba acostumbrada a que nos apuraran unos minutos antes del cierre con malas palabras, con el tiempo descubrí que hasta que no se iban los feriantes, ellos no podían abandonar el lugar así que era habitual jugar al gato y al ratón con los policías para alargar los minutos de venta hasta que éstos perdían la paciencia.

Ambos sábados como paseadora me encuentro con lo mismo, un escenario armado que espera un público que no llega y un paseo vacío que arde a la vista como resultado del fuerte sol plasmado en el metal, el asfalto y la ausencia de vida. La feria abre ambos días, pero los sábados vamos muy pocos de los que tenemos permisos porque sabemos que la costumbre de la feria en San Juan es los domingos o al menos así cuentan los veteranos que ha sido siempre.

  • A. Nah, para qué? Si el sábado no pasa nada, nos hacen venir para que quede lindo, yo la semana que viene no vengo, voy a ir al centro.
  • B. Si el sábado nunca se vendió nada, por eso las pulgas siempre funcionó el domingo, acá el sábado la gente se va al dique, a zonda, acá no pasa nada…
  • G[9]. Nosotros por eso no venimos…
  • (…)
  • B. Pasa que luego no te dejan venir el domingo…
  • A. Mbe[10].. Yo vengo igual, se creen que somos sus empleados…
  • G. Che pero está vacío… ¿siempre es así? Igual es temprano creo.
  • A. la misma cagada hasta las diez.

En el pasto, del lado donde empieza a extenderse el Parque de Mayo se encuentran tomando mate un grupo de cinco artesanos, los conozco, todos trabajábamos en la feria de las Pulgas los domingos y entre semana en la Peatonal de San Juan cuando estaba habilitado. Se pasan el mate de unos a otros sin advertir demasiado la transgresión de la norma y todos usan el barbijo de tapapera. Son los únicos artesanos que hay el sábado, la mayoría solemos ir a parchar[11] al centro, aunque sabemos que está prohibido, pero admito que es el único lugar donde se vende todavía. Sigo paseando y observo que realmente está vacío, me recuerda a esos escenarios inspirados en el lejano oeste y uso la metáfora en la conversación con una “manualista” mientras nos reímos. Le pregunto precios y me sorprendo de lo bajos que son.

  • M. Es que no se vende nada…Yo las quería subir, pero no salen, ¿viste? (Las agendas)
  • Son muy lindas…Mira! ¡Que graciosos! ¿Y estos? (unos moñitos para el pelo)
  • 100 pesos, dos por 150.
  • Está rebien de precio, esos seguro si te salen más, ¿verdad?
  • y…antes se vendía algo… vos ibas a las Pulgas verdad?
  • Si, posta que me iba rebien… ¿Y no vendes por internet o algo así?
  • Sí en realidad estoy pasando con los encargos, pero cada vez suben más los materiales

La chica lleva el barbijo en todo momento y advierto que tiene alcohol en gel en la mesa. Conversando me comenta su preocupación por la pandemia a nivel salud y recuerdo que todas las conversaciones que tuve fueron basadas en la situación económica, no del país sino personal. Como una especie de experiencia catártica o terapia de grupo la mayoría de los grupos a los que me acerco mantienen esa misma conversación intercalándola con las críticas a la gestión de Cultura[12].

Sigo paseando dispuesta a perseguir a algún supuesto cliente o xusmeante para observar la relación vendedor-paseador pero dos horas más tarde todavía no advierto ninguna venta ni relación de algún feriante con nadie ajeno a la feria. La ocupación de las mesas destinadas a los feriantes alcanza un 50% más o menos y detrás de ellas a menudo no hay nadie. En el pasto observo una familia a lo lejos, sentados tomando mate, como si no advirtieran que hay gente esperándolos y de vez en cuando pasea alguna pareja, más interesados en ellos mismos que en el decorado viviente que los rodea.

 El horario de la feria desde marzo es de 18.00 a 22.00, abriendo y cerrando una hora antes que en verano lo cual se explica por la intensidad del sol sanjuanino que hace imposible un paseo antes del atardecer y la costumbre que en San Juan pasa a estar sacralizada como la semita[13], la siesta[14]. La feria ha cambiado de horario varias veces siempre respetando las 4 horas de apertura diarias “por protocolo” aunque realmente no hay ningún punto del protocolo[15] que lo indique sobre el resto de normativa hablaremos luego, punto por punto según los permisos que nos dan a cada uno de los feriantes.

El primer sábado autorizaron a cerrar a las 21.15 y doy fe que diez minutos después no quedaba nadie. Ciertamente el “movimiento” se empezó a ver a esa hora, pero de todos los paseadores la única interesada en los puestos parecía yo. El primer sábado y parte del segundo me dediqué a conversar con todos y cada uno de los feriantes observando una composición social muy peculiar a la que nunca había prestado atención. Del grupo de artesanos había una sola mujer, hecho que se repitió los siguientes días y ninguno de ellos iba acompañado por sus familias o amigos a diferencia de los “revendedores” y parte de las manualistas, algunos conformaban grupos más o menos extensos de cinco o seis personas, aparentemente familias por la presencia de niños, detrás de las vendedoras. Los revendedores eran todos por lo general hombres de mediana edad y algunos iban acompañados de sus mujeres hecho que supe tras preguntar. Lo cierto es que pese a las críticas de los artesanos había únicamente cinco mesas en toda la feria de reventa que se mantenían fijos sábados y domingos. Los revendedores no se juntaban con los artesanos ni los manualistas aunque parecían tener más afinidad con estos últimos con los que sí vi cruzar algunas palabras y sonrisas. De los cinco, dos de ellos tenían locales, pero ya no se vendía nada, otros dos vendían libros nuevos y usados a quien aproveché a conversar mientras compraba “El método sociológico” y “La ética protestante” de Durkheim, aunque sin revelar mi secreto. Ellos venden por internet y forman una cooperativa dividiéndose en las distintas ferias de nueva apertura de la Municipalidad de Cultura y Turismo. El quinto revendedor es el envidiado de la feria, acude con su mujer, pero a ella no le gusta vender dice, solo le ayuda, según los demás feriantes son los que más venden porque “las plantas siempre salen”. Ellos traen plantas aromáticas, yuyitos y algunas flores. Todos ellos me conversan con el barbijo, aunque la mitad lo usa de “tapapera[16]” y solo dos tienen alcohol en gel en la mesa.

Advierto entonces que hay una especie de género dominante en cada grupo de feriantes y en el caso de las manualistas son todas mujeres y si observo algún hombre está efectivamente acompañado de una mujer. Sobre los protocolos en materia de barbijo y alcohol en gel debo decir que es muy heterogéneo, todos lo usan para atender a los clientes con algunas excepciones, aunque eso no lo podré verificar hasta el domingo. Sobre las manualistas, los sábados hay un monopolio de moñitos del pelo, vinchas y barbijos con lacito a conjunto en casi todas sus mesas, pero no me atrevo a decir que son reventa. Me acerco a saludar a uno de los artesanos antes que cierre, sin barbijo me abraza y en medio de la conversación aparece la manualista de las agendas con ánimo de unirse en medio de la conversación, en media hora pasará la organizadora a decir que pueden irse si así lo desean.

  • A[17]. Hacen lo que quieren, llenan la feria de giladas, por eso no viene nadie
  • G[18]. Hola,¿ y? Vendiste algo? ( al acercarse la manualista)
  • M.[19] No…
  • G. Bueno creo que están todos igual…. mirá lo que parece (mirando el largo pasillo que parece más largo que de costumbre)
  • A. Si no se vende nada, se hacen los estrellas con los permisos y no pasa nada… yo estoy vendiendo comida entre semana
  • G. Eh, ¡buenismo! ¿Y? ¿Sale?
  • A. la comida siempre sale si fuera por esto me muero de hambre, a mi no me dejaban venir, no me daban permiso (…) y me planté en la municipalidad y les canté todas. Esto no es una feria de artesanía, todo moñitos y reventa por eso no viene nadie…
  • M. Sí es que a ustedes tendrían que ponerlos a parte… igual, yo todo esto lo hago yo… pero no es lo mismo yo lo sé.
  • A. No… si lo hacés vos está bien, pero llega gente (mira el de al lado que vende juguetes) …
  • G. Bueno igual el domingo es mejor de verdad, yo siempre vengo los domingos. ¿Te dieron permiso?
  • A. (Se ríe) que me van a dar! ¡Si está todo vacío! ¡Dicen que no pueden dar permisos porque no hay lugar!
  • G. ¿No te dieron nada? ¿Ni la declaración jurada?
  • A. No, dicen que si venimos varios sábados puede que nos den un permiso. Que se caguen, igual no vengo más.

El permiso de los feriantes estipula la obligación de ir ambos días con sanción en caso de que no sea así, pero la mitad de los feriantes a juzgar por mis visitas de sábado no aparece y el domingo siguen yendo con una amonestación verbal que pocos se toman en serio. El WhatsApp de la feria por donde comunican las organizadoras los cambios de horario y otras cuestiones operativas se llena de mensajes desde los viernes advirtiendo de las sanciones por no comparecer los sábados y aun así parece que todos los sábados se repite el mismo panorama.  Las quejas abundan entre los que asisten, pocas veces hablan de la situación epidemiológica como la culpable, por lo general atribuyen el problema a la mala organización, la situación económica y los caprichos de las organizadoras. Las organizadoras son dos, ninguna de ellas proviene del ámbito cultural y eso es parte de las críticas, pasan todos los días en el momento de la apertura saludando o amonestando con papeles en la mano y al parecer, los sábados también al cierre. Los domingos los cierra la policía habitualmente porque es el “día bueno” y el “movimiento empieza tarde” así que “la estiramos hasta el final” dicen los feriantes. Curiosamente el segundo domingo que fui de paseadora y el siguiente que encarné mi papel habitual no apareció ningún policía recordando la hora.  Es importante destacarlo, dado que a mediados de abril se empezaron a endurecer las restricciones a nivel Nacional teniendo efectos contrarios en las fuerzas de seguridad del Paseo de las Palmeras.

Durante el verano y hasta abril era habitual ver cómo la policía se acercaba a los grupos que salían a disfrutar de alguna sombra en familia a recordarles que no podían estar sentados en el parque, era el pasatiempo de los feriantes. Calculábamos cuanto tiempo podían durar hasta que desplegaban las reposeras y empezaban a sacar los utensilios del mate. Algunos afortunados alcanzaban a cebar una ronda. Ese mismo sábado la familia de las 18.00 de la tarde sentada en el pasto se terminó el termo completo y hasta le compró semitas al semitero. Ese fue el único vendedor ambulante que vi el sábado muy en contraste con los domingos que si bien nunca están ataviados de clientes y vendedores ambulantes ofrecen un escenario mucho menos desolador.

Finalmente, aprovecho al ver la organizadora para saludarla. Le pregunto sobre los permisos, sacando en escena ese amigo imaginario que todos tenemos para averiguar sobre algo.

  • O. No… ahora no hay lugar. Si quiere venir los sábados puede ser, que me llame.
  • G. Sí, está revacío… y ¿si viene el sábado directamente? ¿Le podés hacer ahí el permiso o mejor le digo que avise antes?
  • O. Sí, que venga, decile que hable conmigo que no hay drama.
  • G. Buenísimo, ¿tiene que traer algún papel o documento?
  • O. No, no… Yo le hago firmar la declaración jurada nada más y le doy lugar si hay para el sábado

Tras preguntar a varias caras desconocidas del domingo, solo tres me indican que firmaron la declaración jurada[20].

21.25 No queda ni un solo feriante y empieza a aparecer tímidamente algo más de gente. De repente se observan algunas parejas, deportistas con un equipo que delata un origen social distinto y varios vecinos paseando perros de raza bien peinados contrastando con la gran cantidad de perros callejeros que se encuentran a escasos metros de la ciudad artificial en la que nos encontramos.

El patinódromo por sorpresa mía se llenó de niños, unos diez niños juegan y gritan mientras algunos padres conversan alrededor. Paradójicamente al finalizar la feria aparece mucha más gente que durante las largas horas que duró el escenario armado. A la salida, paso cerca de los bares y advierto mucha más vida que en el parque. Sobre los paseadores obtuve mucha menos información de lo que esperaba ambos sábados, denotando también que sólo uno de los domingos vi a un grupo de chicas sin presencia varonil, hecho que, confieso, orienta todas mis observaciones sanjuaninas desde entonces.

Domingos de algodón de azúcar

Los domingos fueron mucho más productivos, aunque sólo pude disfrazarme de paseadora un solo domingo por motivos enmarcados en las necesidades de los feriantes pues, como todos dicen, es el día bueno. El domingo de paseadora encarné el papel con más seguridad e inicié el paseo rodeando la feria antes de abordarla, pero una vez más, el silencio de la “todavía fin de la siesta durante la pandemia” protagonizaba el lugar. A escasos metros del Paseo encontré un par de paños regentados por dos chicas jovencitas y un acompañante. Las conocía.

  • X. Estuve trabajando en la feria los sábados pero los domingos no hay puesto… hay más gente que puestos y te tenés que ir a casa sin nada… ni el bondi…
  • G. No sabía que estaban acá parchando. ¿No les dicen nada?
  • X. Espero que no ( se ríen) igual recién nos ponemos
  • G. Y qué onda, ¿no preguntaron si hay lugar en la feria?
  • X. Es que me dijeron “te vamos a dar un puesto fijo para los sábados” pero los sábados no pasaba nada y el domingo tiraban todos y yo como una tarada cuidándoles el puesto… 
  • X2.Re feo culia17, re indigno, encima que solo son dos días ni pal bondi te alcanza y te niegan un día…

Al llegar a la feria me sorprende la sobreocupación del lugar, no queda ni un espacio libre, las chicas con las que hablé tenían razón.  No existe una distribución que distingue al artesanado del manualista, emprendedor o reventa. Sobre estas dos últimas categorías, las ferias de nueva llegada con el COVID se presentan como una oportunidad para emprendedores, existe mucha propaganda e incentivos por parte de la Municipalidad para pasar a formar parte de esta afortunada y tan valorada categoría, la municipalidad ofrece cursos de capacitación y posteriormente sin ningún coste uno puede acudir a este tipo de ferias como manualista y de hecho el Ministerio de Desarrollo humano organiza mensualmente ferias, en este mismo recinto, de emprendedores donde encontramos de nuevo los moñitos y otras muchas manualidades. Estas personas lejos de parecer esa figura exitosa presentada en las películas y fomentada actualmente por la Municipalidad como una salida de ingresos y una oportunidad para formar “tu propio negocio[21] son las que esperan con los ojos fijos en el celular que pasen las horas para poder llegar de nuevo a la casa dado que lo cierto es que, por lo menos en estos espacios, no encuentran el éxito prometido. Otros, encarnadas por la chica de las agendas que a duras penas saca algún beneficio porque los materiales siguen subiendo, decía ella y no se vende nada. Muchos de ellos, sobre todo los manualistas, encuentran una tímida salida por internet actualmente trabada por la fuerte competencia que hay en la red de estos productos.

Hay quizás un protagonista que olvidé nombrar el sábado y se encuentra de igual manera presente el domingo. El celular. El celular resulta ser compañero de todos aquellos feriantes que no van acompañados y por alguna razón tampoco parecen haber creado muchos lazos con sus compañeros. Ambos días pase por mesas que horas después seguían absortos en su teléfono gracias a la toma de corriente que tiene instalada cada una de las mesas. En cuanto al público en general el compañero electrónico, aunque no dejaba de estar presente obviamente al ser un contexto más orientado al ocio familiar se observaba en menor medida.

  • X. prepizzas caseritas calentitas!!!

Es la voz de uno de los pocos manualistas varones que hay en la feria y creería que el único. Parece que ante la falta de ventas decidió seguir yendo a la feria “para no perder el lugar” aunque iniciando la venta de prepizzas entre los feriantes y público en general. Comenta que siempre las vende todas y que desde la pandemia y la pérdida de la Peatonal donde antes trabajaba se dedicó a esto, entre semana por su barrio y el fin de semana en la feria de forma ambulante aprovechando el permiso de la municipalidad en caso de problemas.

“Voladores” Grita un vendedor ambulante situado al lado de otro que vende algodón de azúcar y decora el paisaje con decenas de algodones rosados portados por niños y niñas que corretean por todo el espacio. Realmente el escenario armado empezó a cobrar vida a partir de las 20.30, como si hubiera estado pausado a la espera del público, en cuestión de minutos empezó a sonar la música del Grillo entremezclada con los gritos de algunos vendedores. El Grillo es un artista popular de San Juan, músico de Folclore que acompaña todas las fiestas de la provincia y algunos cumpleaños. Entre semana se encuentra de lunes a sábado amenizando la Peatonal de San Juan y desde hace una tan sólo una semana tiene una mesa entre los feriantes desde la que recuerda las viejas historias sanjuaninas a ritmo de tonada. El sábado otoñal se tornó por un día, el domingo, primavera. No sólo algodones de azúcar, pochoclos y panchos impregnan el paseo de olores entremezclados.

Observo cierta diferencia del sábado al domingo, no sólo en la cantidad de personas y fuerzas de seguridad (éstas triplican el número del sábado y aunque con semblante atento no logro verlos interactuar con nadie más que entre ellos) sino en la distribución. En cuestión de minutos desde las 20.30 se llenan todos los espacios, del patinódromo resuena el eco de risas infantiles, hoy quizás más mezcladas, el césped contiguo parece sembrado de familias con reposeras, toallas y manteles y la feria es un vaivén de gente que recorre el espacio como si de un museo se tratara. Lo cierto es que no observo demasiados feriantes interactuando con los clientes y resuena la misma frase en todas las mesas, siempre con el silencio de respuesta. “Levante sin compromiso”.

  • M. A mi me costó mucho encontrar feria (…) no sabía dónde vender ni nada de eso
  • N. (…) Está la situación media complicada (…)

Mientras admiro la estatua viviente que contrasta con la dinámica del ambiente, escucho quejas de las manualistas, parece que hoy tampoco se vende. La mayoría me comenta que es su primera experiencia, aunque todas tienen una edad más avanzada, con la situación decidieron salir a” probar suerte” y más de una lamenta no haber traído empanadas porque “la comida siempre sale”. En una llamada telefónica, semanas después, una de las organizadoras me comenta que la mayoría de los puestos no los ocupan los antiguos integrantes de las ferias del parque y las pulgas, sino que son de nueva llegada y en total hay unos setenta espacios. Lo cierto es que hay cierta división entre los nuevos y los viejos, algo así como entre los revendedores/manualistas y los artesanos, entre conversaciones siempre se alude a ello y generalmente marcando cierto rechazo de los viejos a los nuevos independientemente de su rubro y su pertenencia a manualista, revendedor o artesano.

Entre las conversaciones captadas al aire no faltan las teorías conspirativas sobre la feria:

  • X. (…)como para mas o menos querer tapar toda la falta de respuesta que se da desde el Gobierno a la parte cultural como apaciguar el agua ahí, la usan bastante
  • X2. Claro como no hacen nada…
  • X. tengo entendido que está manejado por ciertos grupos afines al gobierno, hay un monopolio y ellos deciden quien entra y quien no entra…
  • X. Para los amigos del poder…
  • No pincha ni corta esta feria, la usan como escudo…

Cerca de las 22.00 me acerco a algunos artesanos, un colectivo más o menos abundante, el domingo y para mi sorpresa observo un termo y un vaso que gira de mano en mano, entre ellos el artista del Paseo, hasta hace poco el único pintor de San Juan que ahora se siente eclipsado por la llegada de nuevas colegas salidas de esos cursos de capacitación. Se añade de alguna manera al discurso viejo/nuevo aunque sin ahondar demasiado en ello.

  • .X  Tomáte un tragooo, que te vas a ir!
  • Z. Con elegancia eso sí (risas)
  • X. Mirálo al tonto! Ya quedaste escrachado maraco!
  • Y. A ella putoo

Un grupo “del domingo” comparte una cerveza que hasta donde yo me quedé fueron más de cinco, ninguno parece preocupado por compartir el vaso y a decir verdad, por nada en especial. Se molestan mientras se ríen y a la inversa, lo cierto es que los paseadores de nuevo dan honor a su nombre y tampoco se percatan de ello. En cuanto al grupo me acerco a ellos, atendiendo a una clase magistral sobre la jerga sanjuanina, una ingeniería del lenguaje local aflora de los protagonistas. Todo hombres, no pierden la oportunidad de opinar sobre las paseadoras que no parecen ni apreciar su existencia. A punto de finalizar la feria, una de las mesas, donde se ubica el grupo, se convierte en pseudo picnic, la cerveza se acompaña de papas fritas, maní y obviamente ninguno usa barbijo ni siquiera para atender. Al integrarme con ellos, entiendo que uno de ellos llegó de visita y pareciera que están de celebración, lo cierto es que la mayoría del grupo trabaja habitualmente los domingos en el espacio y no se suele observar consumo de alcohol en la feria. Sobre ello son muy estrictos en la organización y no faltan los espías de las organizadoras que son tildados de buchones. El grupo parece tener perfectamente estudiado el camuflaje del delito[22] y se turna para ir a comprar la cerveza realizando un auténtico performance para simularlo con el termo y un mate vacío que levanta más risas que otra cosa.

La semana siguiente se publicará un llamado de atención en el WhatsApp del grupo que despertará de nuevo la gran ingeniería lingüística hacia el buchón o la vieja aburrida. Obviamente no en el WhatsApp sino entre ellos dado que el canal de comunicación es unilateral y no se permite la palabra. De hecho, el domingo circulaba entre los feriantes una nota donde se solicitaba la posibilidad de no asistir obligatoriamente el sábado. Habitualmente y pese a la poca solidaridad de grupo que se observa entre ellos, comunican a la administración sus peticiones o solicitudes mediante este método a falta de otro canal de contacto. La petición fue denegada y comunicado por Whatssap.

Parece que los domingos sí esperan hasta último momento para levantar el escenario, el decorado se va desvaneciendo a ritmo humano y no con la mecánica del sábado. Poco a poco se van llenando las mesas vacías de algunas parejas que flirtean, aunque se observa una disminución del público en general y sobre todo de paseadores mucho más agudizada, en relación a la diferencia en cantidad de gente, que el sábado. Media hora después del cierre estipulado de la feria todavía queda armada una parte y tras la ausencia de uniformados la mesa del picnic pierde la vergüenza del todo. A ella se añaden cuatro chicas más que se hacen llamar a sí mismas “artesánganas[23]” y vienen de “manguear”[24]. Se ríen entre ellas de algunas anécdotas del día entre los que citan los viejos babosos que tienen que aguantar, parece que económicamente “zafaron el día” por sus comentarios y comparten entre ellas, de nuevo sin barbijo y con el mismo vaso, una cerveza de celebración.

En cuanto al desarmado, sólo se observa una camioneta dentro del paseo donde la familia de uno de los revendedores ayuda a cargar cajas y cajas de lo que debía ser un domingo optimista. A pocos metros observo otra camioneta más que comparten tres de los artesanos, cargados también con cajas varias. El resto, me sorprende que pese a lo cargados que van salen todos caminando, no todos viven cerca, pero en San Juan los colectivos no “andan hasta tarde” y muchos deben pagar con una larga caminata el acercarse a buscar la suerte a la feria de paseadores.

El domingo, aunque lo hayamos encontrado ataviado de gente, en comparación a un sábado dado que, si lo comparamos con otra feria pre pandemia el “ataviado” sería obviamente discutible, resultó ser de mayor adhesión a los protocolos COVID. Los barbijos funcionaban por lo general como tapaperas pero aun así daban acto de mayor presencia, el alcohol en gel seguía siendo un elemento dispar y de uso muy heterogéneo. Mientras algunos rociaban a los paseadores sin que estos lo pidieran, otros miraban con incredulidad la misma secuencia. En cuanto al distanciamiento, lo cierto es que San Juan como comentamos no es ciudad de tumultos con lo que aun sin tratarlo es una normativa que fuera de casos especiales se suele cumplir entre el público en general en cualquier evento de este tipo

Durante las medidas de confinamiento en las que San Juan adhirió hasta el fin de semana 19 y 20 de junio, el parque estaba completamente desolado con fuerte presencia policial en toda la zona. Las pocas personas no uniformadas que circulaban por el lugar daban cuenta de nuevo de la desigualdad en términos económicos de la ciudad de San Juan. Debido al cierre, no solo de la feria sino de bares y restaurantes, la zona quedó de uso vecinal y canino puesto que no observé a nadie paseando sin estar acompañado de su mascota.

Permiso, protocolo y declaración jurada[25].

Al tener acceso al lugar, pudimos obtener los protocolos internos y declaraciones juradas que funcionan por primera vez en la Provincia desde el inicio de la actividad comercial en pandemia y en todas las ferias que regula la Municipalidad. Éstas son actualmente las únicas ferias habilitadas desde las restricciones impuestas y parece que no existe actualmente ninguna posibilidad de cambio a juzgar por las marchas y protestas que organizan los feriantes habitualmente en la ciudad. Cuando pregunto sobre el protocolo a los feriantes, descubro que la mayoría no lo ha leído y los que sí lo toman como objeto de burla en algunos casos o directamente lo ignoran porque “eso es sólo un papel y nadie le da bola”. Curiosamente las manualistas en general se aferran más a la normativa, aunque la mayoría se ha familiarizado con estas condiciones laborales recientemente y desconoce el funcionamiento anterior.

Punto por punto, observamos que en primer lugar no se cumplió en ninguno de los dos días el horario estipulado ni en la llegada de los feriantes ni en el desarmado, aunque el cumplimiento de esta norma fue muy heterogénea. El segundo punto advierte de la sanción en caso de incumplimiento del primero y obviamente nadie se quedó en los días de observación sin el lugar mientras éste estuviera disponible. De igual forma no se entregan los lugares tras pasar los 15 minutos de cortesía a nadie que esté esperando, tal como nos comentaron los feriantes que quedaban sin espacio. Aparezca o no, el portador del permiso tiene asegurada su mesa mientras dure el permiso. Sobre la permanencia en el espacio dispuesto, durante los días que observamos no había una disposición permanente y recogimos varias quejas sobre ello, el cambio arbitrario de mesa de los asistentes.

En cuanto al envasado e higienización, tras la observación no vimos a nadie higienizar ningún producto de igual forma que en el desarmado. No podemos establecer la seguridad de su cumplimiento porque desconocemos si ese proceso se realiza fuera de la feria. Ciertamente no había ninguna mesa que tuviera una decoración excesiva ofreciendo incluso un panorama visual excesivamente monótono en comparación con las otras ferias que observadas en el presente trabajo siendo éste el único punto del permiso que podemos asegurar que se cumple.

“La revocación del presente permiso será inmediata en el caso de no cumplir con el decoro y las buenas costumbres o en presencia de agresiones físicas y/o verbales”.

Sobre este punto no nos es posible determinar su cumplimiento, aunque a juzgar por la observación sí existía un especial reparo a la hora de ser observado tomando alcohol. El grupo del domingo, aunque manteniendo la compostura varonil y las exigencias que este género suele determinar entre sus pares, levantaba la vista para evitar ser observado por buchones ni uniformados mientras vertía el líquido de la botella en el termo cuidadosamente. Sobre el decoro y las buenas costumbres dado lo subjetivo que puede resultar, pregunté a varios feriantes sin animarme a incluirlo en mis preguntas posteriores a la organizadora. La respuesta de los feriantes, siempre de desconocimiento, variaba más o menos acorde a los grupos etarios. Los más jóvenes, entre risas, lo tomaban como burla mientras que a partir de cierta edad más avanzada ofrecían todo tipo de interpretaciones relacionadas con la religión, el sexo o el alcohol. De todos los que pregunté, solo dos personas estaban enteradas de los puntos que contenían el permiso que mensualmente firman con nombres, apellidos y número de documento.

En cuanto al protocolo general que regula la existencia de ferias y se encuentra vigente desde setiembre de 2020[26] analizamos el cumplimiento de los puntos que atañen a los feriantes y al público en general sin entrar en materia de organización ni otras ajenas al campo de observación por excederse de ello y mantener la objetividad. Tampoco hemos analizado las disposiciones escritas en términos de recomendación o sugerencia por entender que no tienen carácter de obligatoriedad.

  • El ingreso de toda persona será con cubreboca y deberá usarse durante toda la permanencia en el lugar.
  • Se debe proveer al personal y asistentes de elementos necesarios para la adecuada higiene de manos, jabón, agua, toallas descartables, alcohol en gel.
  • Se debe evitar la concentración de gente, respetando el cupo máximo de asistentes, de acuerdo a la capacidad del lugar. En ningún caso el factor de ocupación podrá superar el 30% de la capacidad del lugar.
  • En todo momento se deben cumplir las medidas de prevención referidas a distanciamiento social, higiene de manos, higiene respiratoria, desinfección de superficies y ventilación de ambientes, establecidas en el apartado 2.2 del presente protocolo..
  • Los stands deberán contar con una distancia de 3 mts. entre sí y una sola persona para atención al público. Las personas que atiende los stands deben hacerlo con los elementos de protección personal necesarios, disponer kit de higiene personal y cubreboca permanente que deberá cambiarse cada 3 hs o si está húmedo o visiblemente sucio.
  • Se debe asegurar la disponibilidad en los sanitarios de elementos de higiene jabón, toallas de papel y cesto con bolsa. Además, se debe reforzar la higiene de estos espacios.
  • Se dispondrá de una persona que regule y haga cumplir el distanciamiento social recomendado antes del ingreso y durante la permanencia.

En primer lugar, sobre barbijo o cubreboca, se observó un seguimiento muy heterogéneo tanto entre paseadores como entre feriantes y dentro de estos últimos la adhesión era mayor entre manualistas. Los paseadores mientras estaban precisamente en movimiento solían adherir a la medida, aunque más interesados en las fuerzas de seguridad que en su propia salud dado que en muy pocos casos se observaba el uso de barbijo de forma correcta, siendo habitual su uso como tapapera. El uso de cubreboca era prácticamente nulo cuando los paseadores se asentaban en el césped, patinódromo, etc.

En ningún momento observamos provisión por parte de la organización ni al personal trabajador ni a los asistentes de ningún elemento necesario para la higiene ni la prevención. La ocupación del lugar quizás de forma espontánea probablemente era inferior al 30 % de su capacidad el domingo y por descontado el sábado.

En lo que refiere a los stands, las mesas de los feriantes, recordamos al lector que su disposición era de a dos mesas contiguas con lo que cada dos feriantes se respetaba una distancia de un metro y medio aproximadamente, la mitad de lo que indica la norma. Mientras que aquellos feriantes que debían compartir el “pack de dos mesas” aparte de no cumplir el protocolo por disposición de la organización, quedaban expuestos a cualquier contagio con el vecino o vecina. Por otro lado, en lo que respecta a la atención al público, la mayoría de los artesanos acuden solos a la feria, pero se suelen agrupar como vimos en la observación para charlar entre ellos, las manualistas solían acudir acompañadas y muchas de ellas con una parte de su familia y los revendedores cumplían esa condición en minoría. Nos preguntamos si quizás la diferencia que encontramos entre los tres grupos podría referir a una cuestión de género más que laboral, dado que quizás es común todavía que a la mujer de la familia la acompañen a trabajar o se siga haciendo cargo de los hijos, aunque trabaje y sin embargo es tradicional no exigir atención o cuidados familiares mientras el hombre desempeña su labor profesional. Lamentablemente para evitar caer en sociología espontánea, la hipótesis queda abierta a merced de una investigación más profunda que pueda esclarecer la duda.

Los últimos dos puntos son fácilmente contrastables con la realidad y apuntan a la falta de cumplimiento del protocolo derivado de la organización. La feria no contaba en ese momento con sanitarios, aunque nos consta que actualmente dispone de un sanitario para los feriantes. Por otro lado, no observamos en ningún momento a ningún tipo de personal que no fueran las fuerzas de seguridad, destinado a regular o asegurar el cumplimiento del protocolo aprobado en la provincia.

DESARROLLO DEL ANÁLISIS  : E. DURKHEIM – El hecho social, KARL MARX Naturaleza y Cultura-

“La sociología comparativa no es una rama particular de la sociología, desde el momento en que deja de ser sólo descriptiva y aspira a explicar los hechos es la Sociología”[27]

Tras las observaciones en las tres ferias notamos algunos puntos en común sobre los que podemos trabajar no sin antes especificar las diferencias tanto metodológicas a la hora de abordar los espacios como de los “medios sociales” observados.

 Como el lector sabrá, la observación se ha realizado en espacios donde confluyen distintos actores que en su interacción dan lugar a relaciones sociales complejas y determinadas por distintos fines. Según Durkheim para que una comparación se pueda llevar a cabo entre dos o tres medios sociales, debe corresponder a las mismas características históricas y morfológicas, “bastará con considerar a las sociedades que se comparan en el mismo momento de su desarrollo” es decir que en primer lugar deberíamos dar cuenta de si la morfología social de dichos espacios comparten las características que permiten su comparación, Durkheim nos hablaría, no solo de contexto histórico sino de los componentes del medio social, volúmen y densidad.

 En nuestro caso hablamos de tres espacios en conglomerados urbanos de distinto volumen y muy dispar densidad, no es necesario que caractericemos las diferencias entre Buenos Aires Capital y San Juan, el lector se dará cuenta al instante por si mismo que la primera es más comparable con Rosario mientras que San Juan sería equiparable en cuanto a todo lo dicho a la Rioja por ejemplo, aunque de todas formas está especificado en las descripciones. Dicho esto, lo que pretendemos es dar cuenta de cada uno de los pasos y obstáculos para seguir la línea weberiana sobre la objetividad y no mezclar en ningún momento los juicios de valor con los juicios de hecho. En cuanto a las diferencias metodológicas es preciso destacar que si bien las tres realizamos nuestro trabajo de observación durante los fines de semana, por motivos extrapersonales como lo son la situación epidemiológica que inevitablemente nos atraviesa y cuestiones operativas como los distintos horarios que manejan las ferias observadas, no coinciden los horarios de observación. Entendemos que esclareciendo cada una de las diferencias establecidas tanto en el medio observado como en el método empleado, nos acercamos a poder establecer comparaciones con cierto rigor.

Por otro lado, es pertinente destacar que la principal diferencia observada entre las tres ferias es el ejemplar control y regulación que ofrece la Feria de la Costanera muy dispar a la de Parque Patricios y Paseo de las Palmeras. Hecho que nos impide sacar ningún tipo de consideración inicial por la extrema oposición en las que se encuentran una de las otras. Personal contratado, seguimiento de la ley, agencia externa contratada para un armado y desarmado de puestos e instalaciones adecuadas a la conformación del espacio. A todo ello se observa en esa feria un seguimiento estricto de las normas de convivencia establecidas por el Protocolo COVID que dista mucho de las del Paseo de la Costanera o Parque Patricios. Lamentablemente por falta de tiempo y porque excede al trabajo, no podremos discernir a qué obedece tan dispar diferencia para poder establecer algún principio de causalidad.

Los puntos de vista de las observadoras y sus posibles prejuicios están aclarados al final del trabajo para que el lector pueda discernir los posibles juicios de valor. [28]Siguiendo a Weber, dada la infinitud de la realidad se hace preciso tras el recorte a analizar una conceptualización de ella, es decir un ordenamiento de ésta para que resulte manejable a nuestros fines “científicos”.

 En nuestro caso, dadas las diferencias no nos ha sido posible usar la herramienta de tipos ideales de la forma que quizás optimistamente quisimos al inicio, dado que la realidad es infinita, el punto de vista de cada uno ilumina una parte de la realidad que en otro caso puede quedar irremediablemente a la sombra. Pese a ello y con el único objetivo de esclarecer las descripciones, hemos usado la herramienta para dar luz a nuestros recortes. El lector observará que en las tres descripciones interactúan los mismos sujetos los cuales han sido conceptualizados con los siguientes tipos ideales: paseadores y feriantes. Obviamente y dado que la sociedad no es la suma de individuos, éstos no reflejan la caracterización real ni de cada uno de ellos ni siquiera del grupo en total, se han tomado ciertas características estilizadas para conformar los tipos ideales, únicamente para simplificar la realidad a la hora de describirla. Cómo tal y siguiendo a Weber, la realidad es más compleja que cualquier libro que pudiera querer interpretarla.

Nuestra comparación parte del análisis de las acciones de los agentes involucrados a nivel grupal, paseadores y feriantes y de las características estructurales del fenómeno estudiado.

En primer lugar, nos planteamos interpretar si las ferias de manualistas y artesanos visitadas constituyen un hecho social. Para ello, volvemos a releer la definición de E. Durkheim, quien en su obra Las reglas del método sociológico, dice que “ es un hecho social toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coerción exterior; y , además, que se generaliza a lo largo de una sociedad , teniendo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales. [29]

En primer lugar, tenemos el concepto “de toda manera de hacer”. Aquí  entendemos a toda la feria,como esa manera de hacer, y no solo a los microemprendimientos que la componen. Es una manera la disposición de puestos en forma de paseo, la exhibición de los productos sin un vidrio que los separe del cliente, haciéndolos de fácil acceso, la cercanía con el feriante para entablar un diálogo, y por supuesto la forma de comercializar el mismo.Esta forma de hacer se encuentra marcada por la informalidad pero en realidad y con el paso del tiempo, lo que ha mantenido como distintivo de las ferias, es la posibilidad de que los feriantes puedan obtener un ingreso, como medio de vida, cuando las posibilidades de un trabajo formal disminuyen Prácticamente sin ninguna cobertura de las garantizadas por ley , ni acceso a servicios médicos, ni previsiones jubilatorias, ha sido desde siempre la forma de generar un ingreso, de aquellos que por uno u otro motivo, han quedado fuera del circuito formal.

Refiriéndonos a “…fijada o no,” podríamos analizar el carácter temporal o esporádico de esta actividad, lo cierto es que , con diversa estructura y organización, esta forma de comercio esta presente desde la historia más antigua y lo que atañe a la observación, de la misma manera e los tres espacios observados.

Concretamente en nuestra ciudad de Buenos Aires, las ferias arrancan por el año 1960, como ferias de artesanos, bajo el régimen de trabajo en la vía pública.[30]  En su origen, estaba bien definido el carácter artesanal de su producción, el cual fue variando con el tiempo y con las crisis económicas del país y su consecuente generación de desempleo. Esto lo entendio la legislación correspondiente, que fue ampliando el rubro de feria de artesanos, a feria de manualistas y /o emprendedores, ya consagrados con la ley CABA Nro 4121 con lo cual las ferias pasaron a ser masivos puestos de venta de casi todo, excepto comestibles.

“Susceptible de ejercer en el individuo una coerción exterior” :  el hecho de ser una actividad alternativa como respuesta a una situación económica y además a una coyuntura adicional, como es la pandemia, nos ubica ante la posibilidad de adoptarla, o de no hacerlo. El no hacerlo genera la imposibilidad de obtener recursos por  esa vía, ahí estaría el factor de coerción externo. De todas maneras esto se observa en el caso especificado de los manteros u otros tipos de vendedores los cuales si no se adaptan a la modalidad son rechazados tanto a nivel legal como social.

La venta ambulante en las calles de la ciudad de Buenos Aires, estuvo regulada desde siempre, es decir que no hubo nunca forma de ejercer esta actividad totalmente libre, sino que  siempre hubo que ajustarse a un espacio físico, días y  horarios destinados a la actividad, tipos de productos que se podían ofrecer , habilidades demostradas en el caso de artesanos etc.

“Que se generaliza a lo largo de la sociedad”: este presupuesto se cumple, ya que en todas las sociedades contemporáneas existe esta forma de vida y lo que nos interesa, se da en las tres ferias observadas del mismo modo aunque partamos de dos ciudades bien divergentes.

“Teniendo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales” : la modalidad de comerciar de esta forma, sigue existiendo, y de hecho vemos que hace muchos años que existe, independientemente de las individualidades que no adhieren a ella así como independientemente de las individualidades que en ella interactúan.

Los feriantes pasan, pero la feria queda. Es cierto que muchos inician su pequeño emprendimiento en la feria. Esto les da un fogueo básico en lo que respecta a recibir público, ver cara a cara la reacción de la gente ante su producto, probarse como vendedores etc.. Sin embargo los feriantes cambian , ya sea porque van probando de feria en feria, ya sea porque tienen la suerte de poder instalar un negocio propio o porque se dedican a la venta a través de las redes sociales, o porque abandonan la actividad.. En nuestra observación, Durkheim probablemente nos comentaría que los testimonios son de dudosa utilidad, pues en los mismos, los actores dejan sus experiencias pensadas desde sus puntos de vista necesariamente sesgados por sus introspecciones y desconociendo las causas sociales de su conducta, pues para Durkheim los motivos no son ni se parecen a las causas.

En nuestro caso, hemos tratado de observar desde afuera y analizar como cosa el hecho social especificado en el medio de interacción de relaciones humanas que es la feria. Siguiendo la mirada de Durkheim, lo primero que deberíamos hacer es observar la causa de surgimiento y su función inicial para determinar, dado que las sociedades son dinámicas, si el hecho social responde a su función inicial o si hablamos de una supervivencia o mutación. En este caso, el hecho social es anterior a las ciudades observadas y conforma una relación comercial y con lo cual, social, que ha ido variando acorde a la historia. En las tres ferias observamos la misma mutación, si antes eran espacios para exponer y ofrecer artesanías ahora son espacios con una morfología bien diferente a la inicial, habría que determinar las causas y quizás es interesante adentrarnos en la visión marxiana para ello.

Marx anuncia que cuando las propiedades  o las  consecuencias de un  sistema social son atribuidos a la naturaleza de las cosas es porque se olvida su génesis histórica y se toma por dado e inmutable.

Olvidarse de la historia es negar su origen como sistema de relaciones sociales, y como bien nos advierte Marx estos olvidos no son ocasionales o accidentales, sino que detrás de este accionar se esconde una ideología. Las relaciones sociales de trabajo que encontramos en las ferias no escapan a esta lógica perversa de la anulación histórica con la que se pretende una generalización y duración de tales sistemas. A partir de las observaciones coincidimos en que el “emprendedurismo” es la lógica que se esconde en el actual funcionamiento de las ferias. Para ir desmenuzando esta idea nos pareció pertinente primero poner un poco  de luz sobre la trayectoria histórica de la feria en nuestro territorio.

La historia del surgimiento de las ferias en nuestra ciudad de Buenos Aires y en el interior del país,  estuvo relacionado desde sus comienzos a un tipo de actividad llevado a cabo desde un esquema organizativo distinto al del imperante en el mundo del trabajo formal. Sus comienzos en la ciudad de Buenos Aires, en la década de 1960, representaban y se regían por las creencias y valores un movimiento contracultural de la época, que era el hippismo. 

El movimiento hippie, habiendo nacido en la década de los 60 en Estados Unidos, tuvo connotaciones de crítica muy fuerte hacia los aspectos primordiales de la sociedad capitalista con una impronta pacifista como: el consumismo desmedido, la destrucción ambientes naturales con fines de lucro y a la violencia militar , tal es así que en el contexto de la guerra de Vietnam el movimiento hippie en EE.UU levantó banderas de clara oposición a la guerra y con un marcado rechazo a mandar a jóvenes a la guerra.

En Argentina, si bien este movimiento se expandió por todo el mundo, no tuvo los mismos efectos ni la misma repercusión contestaría hacia el orden militar  que en EE.UU en los años 60’ y 70’, como sí los movimientos de estudiantes universitarios y secundarios o los sindicatos que se dejaron empapar por el clima de efervescencia social que reinaba en el mundo y adoptaba formas distintas.

En este contexto cultural donde se moldean les artesanes y el tipo de feria artesanal  en pos de una serie de comportamientos que tenían base en las creencias de una rama naturista y comunitaria del hippismo. Se  trabajaba mientras atendían su puesto, elaboraban objetos que no podían hallarse en los comercios de la ciudad, que respondía a una estética particular y a métodos de elaboración totalmente artesanales con materia prima muy poco procesada… Todo ello está muy alejado del modelo de funcionamientos y de relaciones sociales de producción que se da en las ferias que encontramos hoy en día, en las que , al igual que en el artesano de hace 50 años atrás en la Argentina, se encuentran en la incertidumbre de contar con un servicio médico, con aportes al régimen jubilatorio, con días de descanso o aguinaldo.

En paralelo a esto, el emprendedurismo en Argentina, se empieza a matizar en la década del 70 con lo que José Alfredo Martinez de Hoz denominó el cuentapropismo que tuvo un gran crecimiento a partir de la destrucción del aparato industrial que había en ese momento, expulsando montones de trabajadores a la calle, que mediante su indemnización se volcaron a trabajos de como taxistas, kioscos (trabajos de cuentapropista).Algo similar es lo que ocurre hoy, ante una nueva embestida neoliberal que prioriza la economía y hace del capital financiero su principal razón de ser. La caída de la industria vuelve a generar desempleo y esta vez la salida es el emprendedurismo.

Ahora bien, como mencionamos antes, en la actual organización sociocultural que se observó en el ámbito de las ferias nos encontramos con la figura que a este sistema le interesa tanto idealizar y hegemonizar, que es la del “emprendedor” ,propia de la meritocracia, que se basa en el “si querés entonces podés” por ende si caes en el desahucio y la pobreza es porque vos quisiste o no hiciste lo suficiente,  haciendo vista gorda a todo tipo de diferencias de clase, región y género. Es la salida individual, mediante la cual con mucha fuerza de voluntad vas a poder trabajar de lo que te gusta y  tener todo lo que te gusta.

 Sin embargo, lo que observamos aquí no es el emprendedurismo exitoso en el que un sujeto libre, proactivo puede pasar de la miseria a la plenitud, sino que en cambio encontramos algo más distorsionado. Lo que vimos es gente que con mucha voluntad, eso sí , que salen a las ferias a vender sus productos para que cierren las cuentas o en algunos casos que alcance a para no caer por debajo de la línea de pobreza[31] ,pero a ninguno le sobra o le alcanza para irse de vacaciones todos los años a lugares extravagantes.

Lo que queremos traer con esta descripción histórica y conceptual tanto del momento en que se dio aparición la feria artesanal como al proceso que determinó las características actuales de dicha feria, es darle el carácter de histórico a este proceso para evitar naturalizaciones de conceptos que ocultan detrás ideologías neoliberales como es el caso del emprendedurismo.

Esto está fundamentado en las observaciones realizadas en las ferias de Artesanos y manualistas, si el lector se detiene a observar encontrará que si bien los espacios de venta se nutren todavía de las supervivencias de aquellos hippies de los 60, los artesanos; estos no son ni mucho menos la mayoría. Actualmente, las ferias se han repoblado con estos nuevos sujetos engendrados por la ideología del capital financiero. En Argentina, no es hasta la década de los noventa que empieza a generarse un discurso positivo hacia el emprendedor y lamentablemente no es hasta la crisis de 2001 que proliferan estos colectivos desamparados de los derechos laborales en el mercado de trabajo. Todo ello lo encontramos en las tres ferias e incluso está empujado desde las instituciones para poder dar cabida a un gran contingente que se expande en épocas de crisis. A modo de ejemplo, la composición actual en San Juan de la feria de las Palmeras no es sino un reflejo de lo especificado.

Quizás y a la hora de tomar dicha figura como representante de un colectivo o grupo que obviamente no se reconoce como tal en la realidad estamos haciendo uso de nuevo de la herramienta weberiana, los tipos ideales. Para ello, hemos exagerado algunas características, las más generales y obviado otras por entender que escapan de nuestra exposición o forman parte de manifestaciones individuales a las que no pretendemos atender en este proyecto. En este sentido, tomamos la definición  clásica del emprendedor, aquel innovador capaz de llevar a cabo una combinación nueva de los elementos que condicionan el proceso productivo, pudiendo generar o la producción de nuevos bienes, o la introducción de nuevos métodos de trabajo, o la apertura de nuevos mercados, o nuevas formas y canales de distribución.(…) .

Esta definición, resumida de la enunciada por J.A Schumpeter en su obra Teoria del Desarrollo económico, publicado en el año 1911 es utilizada por la teoría capitalista para englobar a cierto tipo de empresario que representa un ideal de empuje, voluntad, imaginación, pericia para resolver cuestiones adversas , valentía etc. encarnando un ideal de aspiraciones humanas.

Entendemos el emprendedor, ahora sí, construyendo nuestro tipo ideal, como la figura idealizada del capitalismo moderno que no precisa de los derechos laborales ni de asistencia estatal dado que por sus capacidades meritorias,”únicas” e individuales es capaz de generarse mucho más de lo que el sistema estatal puede ofrecerle.Esta figura se contrapone con el obrero asalariado quien depende de un patrón y de unos derechos, productos de luchas históricas, que generalmente están garantizados por el Estado..Es por ello que esta figura se presenta como la encarnación de la libertad, desligado del patrón pero también de los derechos del Estado. Existe una última consideración para nuestro emprendedor y es quizás la más importante a nivel sociológico. El emprendedor se mueve en el terreno de la competencia y no de la cooperación con lo cual el emprendedor encarna al individuo artificialmente aislado, es por definición un “desintegrado” o “deslazado” y de hecho su éxito depende de ello. Volviendo a Marx, el moderno emprendedor bien podría ser el protagonista de las robinsonadas del siglo XVIII conceptualmente hablando.

Es quizás la defensa del individualismo integrado en el espacio económico que facilita el capitalismo contrapuesto a la defensa del grupo social integrado en el Estado de Derecho como protector de los derechos del grupo históricamente construidos. Una lucha de miradas o perspectivas que se plasma en la actualidad y a juzgar por la composición de las ferias no se encuentra en simetría. Hay por tanto una mirada dominante y es la económica que presenta a su ganador, el emprendedor y sus consecuencias, el  individualismo y la pérdida de lazo social . Eso daría lugar a la anomia, diría Durkheim o a la naturalización en el sentido común de un concepto que lejos de ser inocente responde a una mirada dominante y se ancla en un sistema de relaciones sociales.

Utilizando este concepto para designar a los trabajadores de las ferias de manualistas y artesanos, primero se oculta el verdadero problema que aqueja al país entero, que es el creciente desempleo, que según datos del Indec, creció del 7.2% al 9.1% entre los dos últimos trimestres del 2017/2018 y que para el 1er trimestre del 2019 alcanzó los 10.1% y llegamos a marzo de 2021 con el  11%   (Fuente INDEC) .

Y segundo, se refuerza el concepto de meritocracia tan en boga en nuestro vocabulario por estos días, señalando a aquellos que consiguen cierto éxito en esta empresa, aunque esto simplemente se traduzca en un magro salario obtenido en forma autónoma, como representantes de un grupo humano que tiene características naturales para sobresalir sobre el resto, y que gracias a su esfuerzo personal y condiciones consiguen superar obstáculos.

Consideraciones finales

Expuestos y caracterizados los espacios de observación y tras un mínimo desarrollo sobre los aspectos a considerar en nuestro trabajo, desarrollamos a continuación las consideraciones finales que responden a las preguntas que previamente a la observación nos hacíamos entre debates por la red. Por otro lado y siguiendo con lo prometido, desvelamos los prejuicios o prenociones que cada una de nosotras traía en su mochila para ponerlos a la luz de lo observado.

De este trabajo nos llevamos la primera experiencia en la que aplicamos un modo de observar el mundo social de una manera objetiva, extrayendo los  juicios de hecho, un modo de observar sociológicamente. Pudimos distinguir aspectos de una realidad y de un espacio, que aunque tal vez no era tan ajeno a nosotras, con una mirada sesgada con elementos del sentido común no hubiésemos podido llegar.

Al adentrarnos en este espacio e interiorizarnos en su dinámica mediante la observación encontramos incógnitas que nos surgieron en base a los conceptos que vimos durante la cursada.

Las mayores limitaciones estuvieron marcadas por el contexto de pandemia ya que a pesar de que los lugares elegidos se encontraban al aire libre no estuvo exento de  complicaciones. Por ejemplo a la hora de acercarnos a los puestos  ya que,como ya se ha mencionado, el protocolo en algunos casos era nulo, o también  en los momentos de “hora pico” de las ferias, en los que se dificulta mantener distancia de  las personas y a la vez observar los modos de actuar de dichas personas.  Por otro lado la distancia y la virtualidad fueron claros condicionantes a la hora de coordinar los abordajes y poner las observaciones en común para compararlas, llevando a encontrarnos en algunos casos el famoso “teléfono descompuesto”.

  1. Cómo afecta en la composición y cantidad  de feriantes la situación epidemiológica del covid 19?

Parque de los Patricios y Feria de Costanera Sur

Si bien la epidemia que estamos transitando del covid 19 que ya lleva más de un año en Argentina cambió la vida de todos, los efectos en cada una de las actividades económicas es un tema a observar, porque no se comportaron todas de la misma manera. Y este hecho, que se tradujo en un malestar económico para las mayorías, tuvo un impacto particular en las ferias .

En la feria de la Costanera Sur, ya desde antes de la pandemia se había restringido fuertemente la cantidad de feriantes quedando solamente aquellos que podían ocupar un puesto en la misma. Es decir que no se permitían los “manteros” que antes de la pandemia, eran aquellos que no podían siquiera aspirar a un puesto fijo, ni siquiera en calidad de suplentes, tal vez porque no llegaban debido a las vacantes limitadas. Dichos “manteros”, se ubicaban al costado de la feria , sobre la vereda de la Avda. Costanera. Debido a gestiones hechas por los mismos titulares de los puestos de la feria, dichos manteros fueron echados del lugar. Con la vuelta a abrir el paseo en tiempos de pandemia, esta restricción se mantuvo mucho más fácilmente, ya que ahora hay presencia policial y de seguridad del gobierno de la ciudad, vigilando los aspectos relativos a la epidemia, y por lo tanto, nadie parece animarse a ocupar un lugar en la vereda.

En el caso de la feria de Parque de los Patricios la cantidad de puestos para feriantes que dispone el gobierno de la CABA no cambió ,ni disminuyó ni aumentó, respecto a la cantidad. Lo que nos lleva a pensar que respecto a la disposición de los elementos de la feria no hubo mucho reparo en asegurar un reordenamiento que permita cumplir las restricciones que se recomiendan en todo el mundo para la prevención del SARS COV-19,  que se puede acreditar tanto a un desinterés como a una decisión de no querer disminuir los medios de sustento de trabajo de muchxs feriantes al tener que reducir la cantidad de puestos para que se cumplan los distanciamientos.

Por otro lado es difícil medir este aspecto en este caso ya que la situación decadente  económica (desempleo sobre todo)anterior a la pandemia estaba haciéndose notar en el barrio a punto tal de que unas cuadras más abajo yendo por lo la calle Pepirí, atrás del Hospital Churruca se instaló hace unos años una feria informal y paralela en la que las personas que ocupan el lugar de feriantes que se encuentran en una situación económica que roza la indigencia y con condiciones materiales deficientes. Por lo que si bien no se observó marcadamente un aumento de puestos de ferias, es para resaltar este tipo de hechos.

De la observación realizada en las ferias de CABA, no vemos aumento de puestos formales en las ferias de Parque Patricios y de la Costanera Sur, es decir, no se dispuso aumentar formalmente los puestos de esas ferias debido a la pandemia. Por lo tanto no podemos decir que haya aumentado la cantidad de feriantes.

Lo que sí observamos es que hay largas filas a la mañana temprano, cuando se adjudican los puestos que están vacantes, con gente que trata de quedarse ese día trabajando. Esto indicaría a priori que los feriantes podrían ser más, si se habilitaran más puestos.

Situación en San Juan

En San Juan ,en cambio,  la pandemia atravesó especialmente a este tipo de sectores de la economía llamada informal o social.Porcentaje especialmente alto , no se redujo sino que proliferó especialmente como resultado del desacomodamiento que trajo consigo la situación epidemiológica. Los espacios destinados a la venta informal se multiplicaron por toda la capital no como consecuencia espontánea sino precisamente empujado desde la Municipalidad para hacer frente de alguna manera al gran contingente de desempleados y “desclasados” que se iba sumando a la situación. Los anteriores espacios, destinados a Artesanos y Manualistas, se enmarcaban dentro de leyes de protección de la actividad y con un desarrollo desligado de las autoridades y gestionado por los mismos beneficiarios. 

Todo ello desapareció en la ciudad de San Juan con la llegada del covid para dar paso a una actividad totalmente controlada y gestionada por la municipalidad , no exenta de quejas, por la falta de espacio, reubicación en lugares no tan frecuentados,etc . A todo ello añadir que el paso de un ambiente laboral a otro controlado por horarios, normas y días fue acogido con fuerte rechazo. En estos nuevos espacios no se ha mantenido ni la misma cantidad ni composición de feriantes, actualmente hay un contingente nuevo de feriantes amateur empujados a salir a la calle para poder brindar a sus familias algún tipo de sustento. Esto es resultado de las políticas emprendidas desde la municipalidad de San Juan para incluir a todos estos sectores que en momentos de crisis quedan totalmente desprotegidos aunque el resultado quizás no haya sido especialmente esperanzador.

Ahora nos encontramos con una cantidad desmesurada de feriantes que encarnan esa figura emprendedora aumentando la competencia, generando ciertas tensiones en el lugar por la falta de espacio ( en San juan nunca había ocurrido) y quedando doblemente desprotegidas. Por un lado descolgadas de cualquier derecho laboral, regulación laboral, etc y por otro entrando a formar parte de un colectivo individualizado que no es reconocido ni por la sociedad ni por el Estado. O sea que lo que ha aumentado es la cantidad de gente con necesidades y no los puestos así como la proliferación de estos espacios.

  1. ¿Podríamos hablar de un estado de anomia general en la Argentina, con respecto al incumplimiento de los protocolos sanitarios, basándonos en dichos espacios de encuentro social como ejemplo del comportamiento de los sujetos en interacción social?

“Dados los elevados porcentajes de actividades económicas sin regulaciones, los recurrentes procesos de desclasamientos sociales debidos a ciclos de crecimientos y recesiones y las dinámicas de las instituciones estatales que distorsionan las reglas que deberían regirlas, el concepto de anomia presenta una alta capacidad heurística para indagar sobre la accidentada vida sociopolítica nacional”

Ricardo Sidaro nos dibuja en el texto “Anomias Argentinas”una situación que alarma de pensarla tan real en la actualidad. Durkheim define la anomia en división del trabajo social y en El Suicidio como la pérdida del estado armónico en una sociedad, la causa de los conflictos que renacían sin cesar y los desórdenes de todo tipo que se registraban en el mundo económico. En tanto nada contenía a los actores y los intereses enfrentados fijándoles límites que debiesen respetar, se producían los enfrentamientos y las crisis sin que se alcanzaran predominios durables. A los efectos de poner fin a tal situación estimaba necesario establecer regulaciones que armonizaran las relaciones sociales atenuando las asimetrías que se proyectaban al conjunto de la sociedad (Durkheim 1967)

Según el autor, la sociedad se encuentra regulada por una moral que mediante la cohesión limita el desarrollo de pasiones egoístas o supuesto libre albedrío que originan estados no armónicos en la sociedad debido a los desequilibrios y asimetrías que la caracterizan. Existe una moral común que además de regular integra a los individuos y los une mediante un lazo social. En una situación de anomia, los lazos sociales se pierden y se desintegra ese “todo social” unido y armónico para resultar en partes desintegradas y no reguladas. La pérdida de lazo social y de moral común que puede conllevar una situación de desacomodamiento como sería una crisis, aunque el autor también habla de expansión económica, da como resultado la primacía de la ley del más fuerte. 

Nos parece atrevido y exagerado indicar que, tras una observación que no ha sido superior a dos meses en tres espacios los cuales tampoco podemos asegurar que representen la sociedad Argentina, nos encontramos en una situación de anomia. Obviamente con la duración y alcance de la observación poco se puede concluir, pero consideramos que gozamos de las suficientes herramientas para establecer que sí podríamos hablar por lo menos de un principio de Anomia por lo menos limitado en el lugar y tiempo de observación. Llegados a este momento es preciso hacer un punteo que refutaría rápidamente la hipótesis y es que, si bien en dos de los espacios, la Feria de las Palmeras y la feria de Parque Patricios se daba una situación que bien podría servir de ejemplo de la anomia durkheniana, existe una excepción y en este caso no puede ser la excepción a la regla. La feria de la Costanera no ofrece las características determinadas para ello. Silvia nos expone una regulación de la feria que parece todos acatan sin inconvenientes. 

No obstante no parece adecuado pasar por alto la desregulación en las dos ferias comentadas en tanto comportamiento y pasividad de los sujetos observados (tanto paseadores como feriantes) y desorden fomentado por la parte institucional, lo cual se ejemplifica con el comportamiento de las organizadoras de la feria de San Juan. Al no encontrar un espacio regulado que contenga los sujetos, éstos y derivado de una situación de desorden como la que ofrece una crisis económica y social, la pandemia, operan de forma individual conforme a sus intereses. Cuando esto ocurre como se da en la interacción entre artesanos al momento de compartir mate o cerveza del mismo vaso o mofarse de las normas de responsabilidad social establecidas por la organización (a las que ni ella misma acata) opera un individualismo que deja desamparado a todos los que se encuentran en una situación desfavorable o de desventaja tornándose una especie de representación del Leviatán de Hobbes.

Hay otro segundo motivo por lo que dejamos abierta la posibilidad de la Anomia en nuestras sociedades y es la extensión del concepto de Durkheim a tal situación plasmada en “El Suicidio” y donde si podríamos incluir la feria de la Costanera. El autor especifica que en los momentos de recesión económica o expansión, se crea un desclasamiento debido a la salida de muchos sectores de su anterior ámbito de sociabilidad, por ascenso o descenso, aunque en este caso no es erróneo asegurar que hablaríamos de descenso, que provoca la pérdida de integraciones sociales e incluso habitus. Esto se refleja en el desagregado de la sociedad y su atomizado, de nuevo en un todo social que lejos de estar armonizado por la moral común de los grupos de sociabilidad, al encontrarse en desconocimiento de ella, los individuos se vuelcan a si mismos sin reconocer las reglas de conducta de los nuevos espacios de sociabilidad. 

En definitiva, aunque no podemos asegurar nada debido a la corta extensión temporal de observación y su delimitación en el espacio, todo indica, según el comportamiento de los sujetos dentro de los grupos sociales, que nos encontramos en un claro ejemplo de Anomia lo que explicaría el desorden de la situación observada y sus consecuencias en la realidad Argentina tan difíciles a menudo de explicar y de entender.

  1. ¿La clase social de lxs feriantes es la misma o cambió durante y debido a la pandemia?

En este punto, debiéramos aclarar que más que referirnos a clase social, cuya definición es ya de por sí confusa y de límites no precisos, preferimos abordar el concepto de sector social, que consideramos más adecuado y acorde a la situación socioeconómica que presentan las sociedades modernas.

Los feriantes pertenecen a un sector socioeconómico de bajos recursos, caracterizado sobre todo por la falta de empleo formal, y por carecer de recursos suficientes como para organizar su trabajo, en un local físico independiente. Es así que la feria aúna la posibilidad  de ejercer una actividad económica que le permita obtener ingresos, y hacerlo desde una perspectiva comercial que no implique incurrir en los costos de mantenimiento de un negocio físico, con un local a la calle, su carga impositiva y de gastos fijos etc.

La pandemia del covid 19 trajo a poco de comenzar, y luego de los primeros confinamientos obligatorios, una gran crisis económica, que arrasó primeramente con todas aquellas pequeñas empresas que al no poder contar con ventas, sencillamente no pudieron subsistir. Esto originó una considerable oleada de despidos, los cuales a veces revistieron la característica de un retiro programado, de manera de dotar al trabajador desvinculado de algunos fondos, a modo de indemnización.Es así que muchos trabajadores, ahora desempleados, se lanzaron a la aventura del cuentapropismo o emprendedurismo.

Entre los puestos a los cuales directamente preguntamos su antigüedad, en el paseo de la Costanera Sur, pudimos ver que alguno tiene muy poca antigüedad. Conversado con ellos, evidentemente son feriantes que aparecieron con la pandemia. Alguno, como soporte de un negocio existente, pero que ahora quedó en un barrio con muy poca circulación y otro caso, también un emprendimiento que inició en pandemia a través de las redes sociales, y que busca en la feria un contacto con el público, presencial. Pero lamentablemente no estamos en condiciones de establecer realmente si el sector que quedó sin empleo en pandemia, se haya volcado a las ferias.

En este punto, identificamos la situación en nuestras ferias, con los conceptos de E. Durkheim sobre la situación de desclasamiento que se da cuando las crisis económicas, producto de recesiones u otros factores que las afecten directamente suceden, respecto de los sectores sociales que forman una comunidad. En estos momentos, los nuevos actores de un sector social, aparecen sin los saberes prácticos de ese sector. Este concepto cobra mucha fuerza en esta época, ya que, al decir de Zygmunt Bauman … las condiciones actuales de globalización y consecuente aparición del empleo variable, de mano de obra flexible etc somete a la sociedad a situaciones de anomia y desclasamiento tal como las enunciadas por E. Durkheim.

En la práctica y en la observación de nuestras ferias, pudimos ver en la feria de la Costanera Sur, puestos atendidos por personas que contaban con un establecimiento físico estable en otro lugar, pero que sin embargo, debido a los cierres a que obligó la pandemia, se vieron empujados a buscar otros espacios físicos donde poder trabajar, moviendo su negocio de la manera más fácilmente posible ( y las ferias son una opción) a los lugares donde sabían que iba a haber público. Una suerte de concepto de negocio itinerante, buscando ellos al público, no esperando a que este pasara por su local. Otros, buscaron directamente las ferias como forma de llegar al público, ya que la pandemia les impidió abrir su negocio físico, entonces la feria les presenta este tipo de  “corredor humano” por asi decirlo, mas seguro ante los contagios ya que es un paseo al aire libre, y adonde es posible que su producto sea visto.

En el caso de la feria de Parque Patricios, a partir de esta técnica cualitativa que es la observación, no pudimos extraer la información pertinente para  identificar un desclasamiento debido a las complicaciones por el incumplimiento al protocolo sanitario que incluyen tanto el accionar de los paseantes que deciden acercarse  a los puestos a pesar de que no se advierta un correcto distanciamiento respecto de los otros paseantes,como el del gobierno de la ciudad por no garantizar un correcto cumplimiento de los protocolos en esta feria como por ejemplo  el nulo distanciamiento entre un puesto y el otro.

Sin embargo sí pudimos divisar el carácter de emprendedurismo, como ya describimos anteriormente, por lo que podemos afirmar que se ha agregado la figura del emprendedor en las relaciones de trabajo en los casos de estos feriantes condicionando e incidiendo las formas materiales de reproducción de estos; si bien este concepto en sí no reemplaza al de desclasamiento, vimos que ante una difícil situación económica,”cuando las cuentas están ajustadas” la respuesta del sistema meritocrático, que en parte reproduce la intendencia de CABA respecto a cómo dispone la feria, es que para que no sólo esquives el malestar económico sino que salgas con éxito y apuntes aún más arriba que esa situación, es que seas emprendedor.

En San Juan se evidencia en toda regla que existe una situación de desclasamiento derivada de la crisis económica existente. Tras preguntar sobre la composición de la feria, la mayoría eran “nuevos feriantes” sin experiencia que se “aventuraban” a tener su propio negocio, tanto por el romanticismo discursivo con el que se plantea institucionalmente como por la necesidad derivada de l a situación. Hablamos de una cantidad de feriantes que podríamos llamar feriantes covid dado que se lanzaron a la actividad económica con intención de poner solución a la problemática general. La figura del emprendedor es la que representa actualmente las antiguas ferias de artesanos marcadas por la profesión o vocación y no por necesidad.

5. Análisis detallado de las prenociones de las investigadoras o juicios de valor previos a la investigación y contraste con posibles juicios de hecho. Sentido común y realidad.

Mis Ideas antes y después del trabajo Silvia Cataldi

La pregunta que me hizo reaccionar frente a este trabajo se la debo a una compañera…. ¿Qué cambio de tu visión antes y después del trabajo?

Antes del trabajo tenía una visión tal vez  más anclada en los orígenes de las ferias artesanales que yo viví en CABA en los años 70 por ejemplo, y la idea de un tipo de trabajador que si bien estaba fuera del circuito clásico de empleados de una empresa, obedecía a una impronta personal. Es decir una personalidad que confería más valor a su independencia en cuanto a la forma de organizar su trabajo, sus horarios, su contacto con el público, su forma de evaluar los mismo etc, y a quien el ámbito de una feria artesanal le iba “como anillo al dedo” para expresarlo.

No obstante esto, me causaba cierta extrañeza el hecho de que se hubiera tardado tantos años en darle un mínimo encuadre legal. También sabía que las ferias habían extendido su ámbito a los manualistas, y que luego de la crisis del 2001 se habían directamente abierto a la venta de todo tipo de productos, fabricados o no por los mismos feriantes.

Pero no dejo de llamarme la atención la adaptación que hizo la legislación de la ciudad, como para darle formalidad a estas ferias. Y de la lectura del mucho material que encontré sobre el tema, me di cuenta que esto fue lo más que hasta ahora pudo hacer el estado municipal, para hacer frente a la tremenda crisis de desempleo que se viene gestando desde hace décadas en el país, y que la pandemia solo agudizó aún más.

Es cierto que también pude interiorizarme de los cursos y proyectos que tiene la ciudad de Buenos Aires para aquellos que tienen un proyecto y quieren encararlo. Me parecen muy buenas iniciativas, pero los tiempos que corren necesitan soluciones urgentes, y estas medidas no cuentan con por ejemplo, una crisis económica de consumo tan fuerte como la que estamos viviendo. Frente a esta situación, un plan de acción para cuando ”la cosa mejore” no me parece la solución apropiada a este momento.

Consideraciones surgidas de la observación- Violeta Falco

Si bien era un espacio al que yo frecuentaba desde chica, no había tomado una verdadera noción del lugar del feriante ni de lxs paseadorxs como sujetos que forman parte de una esfera social ni en todos los aspectos que implica esto (económicos, históricos, culturales). Sobre todo me impresionó el carácter histórico, al dimensionar todos los sucesos que se habían dado antes de que la feria existiera y que confluyeron en ella, que aunque estaba al tanto de las cosas que se iban sumando o restando al paisaje, no así como a la profundidad y raíz de esa suma o resta.

 También en cuanto iban transcurriendo las observaciones, me preguntaba si la situación económica, tanto a nivel macro como de los individuos, que pesar de su estado anterior la pandemia había logrado agravarla, afectaría el estado de la feria, lo que me encontré al respecto en forma de respuesta fueron dos cosas: primero el bajo nivel de compra de los paseantes, al que se lo puede acreditar desde una perspectiva más estructural al malestar que acarrea la Argentina desde la época de los 80’, y el segundo sería el decaimiento de los feriantes, al notar en las expresiones de sus rostros al ver que las horas pasan y la cantidad de productos con los que cierran la feria son casi los mismos que cuando empezaron por la mañana. Por otro lado, otro factor medidor de esta situación sería el desempleo, pero como la observación se hizo posterior a que haya pasado un año de la pandemia y no desde antes, además de que no se lograron conseguir datos sobre la cantidad de puestos que había en el momento anterior a la pandemia, no he encontrado respuesta respecto a eso .

Por último otra consideración que puedo nombrar que me surgió luego de observar detalladamente las realidades de muchxs feriantes  es que, en la  Argentina , estos se encuentran en situaciones  de precarización laboral, a partir de un déficit de cualquier tipo de cobertura del estado o organización gremial  que respalden o regulen este rubro, por lo que en muchos casos si una persona sólo tiene como medio subsistencia trabajar vendiendo en ferias, esta persona está exenta de aportar al sistema previsional ni obra social que le predisponga un acceso al sistema de salud.

Gisela Sabas- San Juan

Tras la observación que me brindaron mis anteojos pseudo sociológicos y mi disfraz de paseadora pude reconocer que presa del sentido común sí tenía varias prenociones. Como el lector sabrá soy artesana por herencia y no por opción y dispongo, creo de una forma inevitable, de esas normas y costumbres derivadas de mi ámbito de sociabilidad, como advierte Durkheim. Ellas forman una gran parte del sentido común en mi construido. Al encarnar el papel de paseadora entendí que aquellos sujetos a los que a menudo no me acercaba por formar parte de los “revendedores” no eran más que familias necesitadas de sustento económico anhelando volver a disfrutar un fin de semana en familia y no en una feria esperando la llegada del cliente-paseador. Comprendí que las manualistas no son oportunistas que llenan los espacios de los feriantes con artículos de menor calidad sino víctimas de la situación que a todos nos envuelve y mientras sigamos desagregados y atomizados sin extender ciertos lazos sociales o discursos universales que nos engloba a todos, en tanto víctimas de la misma situación, no lograremos más que perpetuar esta situación anómica que entre todos inconscientemente vamos tejiendo.

Son quizás muchos factores pero al sentarme como público y no como actor quedé espantada de lo poco que colaboramos todos y especialmente los artesanos, grupo social en el que inevitablemente debo incluirme, en armar un tejido social integrador que pueda elevarse como fuerza potencial. Entendí porque de alguna manera se perdieron tantos espacios, sin integración, el paso de colectivo social a categoría social, el emprendedor, supone la pérdida de fuerza y de actuación común. Un cúmulo de individuos llevados por sus propios intereses que desligados del vecino no hacen más que allanar el camino al sistema neoliberal que nos envuelve. Esto último es de vital importancia puesto que yo inicialmente atacaba la ideología dominante como culpable de la situación de asimetría social en la que nos encontramos pero obviaba que la actuación de los grupos sociales pueden colaborar o detener el avance de la ideología del capital financiero. Tras la observación pude concretar que aunque resulte cómodo situarse como víctimas, somos también nuestros propios verdugos.

Feria de la Costanera Sur 13/06/2021

Feria de Parque Patricios-17/03/21ANEXO DOCUMENTAL SAN JUAN

Permiso interno de los feriantes de San Juan, actualmente es el mismo para todas las ferias dado que todas desde la llegada de la pandemia están reguladas por la Secretaría de Cultura.

Manualista (arriba) y artesano.

Sábados en la feria- ni una alma.

Ej. de anuncios destinados a los afectados de la crisis para encarnar el soñado emprendedor

Domingos- “Tumulto” de gente en San Juan.


[1] Artículo publicado en Alerta Militante https://www.alertamilitante.com/noticia/2512-paseo-el-retiro-de-costanera-sur.html

[2] https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/244721/20210522

[3] Testimonio tomado del  Cuaderno de Parque Patricios  realizado por la Dirección General Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la CABA.

[4] véase fotografía en el anexo.

[5] adjunto una breve charla donde se observa la inauguración de la feria antes del covid destinada a otro tipo de productos y la charla a una señora emocionada al ver el cambio que sufrió el lugar tras el terremoto.Abuela emocionada por el cambio del Parque de Mayo tras el terremoto de 1944 – YouTube

[6] se adjunta foto en el anexo sobre los destrozos de este terremoto en el Estadio Abierto que luego sería el Aldo Cantoni contiguo al actual Paseo de las Palmeras.

[7] se encuentra en la zona el antiguo centro de detención clandestina de la Legislatura.

[8] Expresión propia de los artesanos con los que he convivido más para referirse a una venta buena.

[9] de ahora en adelante refiere a la observadora

[10] Mbe.. Es una expresión sanjuanina que se usa al inicio o final de la frase para expresar indiferencia.

[11] parchar: tirar paño. Se suele usar entre los artesanos.

[12] Aunque en este trabajo lo hemos pasado por alto dado que eso requeriría un trabajo de campo a parte, en la ciudad de San Juan se mantiene una especie de reyerta entre los artesanos y algunos manualistas por la desaparición de los espacios clásicos sanjuaninos dedicados exclusivamente a ello. El contexto de dicho trabajo se enmarca en dicho conflicto que comprende manifestaciones, mesas de diálogo insatisfechas por ambas partes y algunos artículos en los diarios resaltando la situación de los Artesanos de la Peatonal de San Juan de donde proviene una parte que asiste a la Feria de las Palmeras.

[13] Pan con chicarrón típico del lugar. Varias veces escuché decir que no hay nada más sanjuanino que la semita y el vino.

[14] La siesta sanjuanina articula el horario comercial de la provincia, prácticamente todos los comercios cierran entre las 13.00 y las 14.00 y no vuelven a abrir hasta las 18.00 o 19.00 a excepción del centro que se rige por el horario estipulado de comercio obviamente.

[15] Se adjunta protocolo en el anexo, tanto interno como externo.

[16] Tapando únicamente el mentón, nariz y boca al aire.

[17] Artesano

[18] yo

[19] Manualista

[20] Adjunto en el anexo la declaración jurada y los permisos que entrega la municipalidad a los feriantes ”legales”.

[21] Adjunto en el anexo su justificación.

[22] En la provincia de San Juan el consumo de alcohol en la vía pública es ilegal y está tipificado en el código de faltas pudiendo ser privado de libertad por un periodo no superior a 72 horas por transgredir la norma y eso sí es materia de conocimiento del Sanjuanino.

[23] Nombre que se les da despectivamente a los artesanos que no trabajan de oficio y solo venden “pulseritas”.

[24] Vender ambulantemente con el expositor de pulseras, al que llaman manguero. De ahí la palabra “manguear”.

[25] Se adjunta en el anexo permiso interno de COVID en las ferias de Artesanos y manualistas de San Juan, firmado y sellado por la Municipalidad de San Juan.

[26] Protocolo Nº 3.13.6 Actividades de artesanos y manualistas – Comité COVID19 – Gobierno de San Juan

[27] Emile Durkheim. 1938.Las reglas del método sociológico

[28] Emile Durkheim. 1938. Las reglas del método sociológico.

[29] Emile Durkheim. Las reglas del método Sociológico

[30] Artesanos de la ciudad de Bs.As….. Monica B.Rotman ISSN 0325-2221

Relaciones de la Soc. Arg.de antropología xix 1993-94 Bs.As.

[31] según el INDEC una familia requirió en marzo $ 60.874 para no ser pobre y $ 25.685 para no ser indigente

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