“Yo recomiendo estudiar Sociología. Es una hermosa carrera”

Desde la facultad de sociales, Bettina Levy comparte en una entrevista exclusiva, cómo se metió en el mundo de la sociología, la importancia de los clásicos y reflexiona sobre temáticas de género en  el departamento.

 

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El sábado llegamos a la facultad, casi desierta, con la misión clara de entrevistar a la profesora que tiene sobre sus hombros una serie de teóricos en relación a La Ética Protestante de Weber, en la cátedra de Sociología General de Rubinich. Los minutos pasaban mientras esperábamos a que terminara de dar la clase y desde afuera podíamos ver el entusiasmo exacerbado de una profesora plenamente comprometida con su tarea. Luego de un poco más de una hora de espera, entramos al aula, allí solo quedaban unos pocos estudiantes que apresuradamente le planteaban sus dudas finales a Bettina y ella con la misma energía que vimos a lo largo de la clase, les respondía. Abandonamos el aula y nos dirigimos al patio de la entrada para cambiar el aire y aclarar las ideas.

 

“Les pido que me dejen unos minutos para que me reponga y ya vamos con las preguntas”, nos dice Betina bajando las escaleras, tomando agua y cargada con una especie de valija llena de textos. Aprovechamos ese momento para contarle en qué consiste la revista y se muestra muy interesada en el hecho de que somos estudiantes recién iniciados en sociología -de primer año- y que además, tratamos cuestiones y problemáticas relevantes, dice “es necesario que hablen de la actualidad”.

¿Por qué sociología?

 

Bettina comparte algo que muchos estudiantes viven a la hora de la elección de carrera; incertidumbre, sorpresa e incluso alivio. Desde que inició su secundario hasta el momento de la inscripción en la UBA, ella cuentaiba a estudiar matematica, fisica. Estaba segura que me iba a anotar en matemática, y con el papelito en la mano me cambie por sociología. Es más, me apasionaba la matemática”.

 

Pero ¿qué pasó? ¿Qué fue lo que la impulsó a inscribirse en sociología? ¿Qué ideas tenía de la carrera?

 

Parada desde el presente, reflexiona sobre la elección que tomó a  los 18 años – momento que puede provocar bastante dubitación en cualquier joven. “A mi me me gustaba mucho la historia, yo nunca había tenido una materia como sociología ni siquiera había escuchado nombrar sociología, a pesar de ello, creía que estudiar esta carrera me ayudaría a comprender las sociedades, el por que de los pensamientos”. Lo plantea muy elocuentemente, “pensaba que iba a ser de orden social, que iba a tratar acerca del mundo, de cómo nos organizamos y eventualmente de si era posible transformarlo. Algo por el estilo”. Y efectivamente, es algo por el estilo!

Una vez adentro, estudiando y conociendo, ¿cómo llegaste a ser profesora?

 

Recapacita y nos confiesa que al vivir lejos de la facultad su tiempo para socializar era poco, pero que “en algún momento de la cursada me hice un grupo, como todos, tenia mi grupo de amigos y nos encontrábamos en un pasillo”. Fue allí, donde se cruzó con el profesor Ricardo Sidicaro. “Nos invitó a participar, a colaborar en una investigación que él estaba impulsando en el marco de una cátedra y que se realizaba los sábados”. Durante más de un año se encontraron, desde las ocho hasta incluso las cuatro de la tarde. “Entramos a participar, a trabajar, a colaborar como ayudantes alumnos, auxiliares alumnos en la cátedra”.

De a poco se fue incorporando al ámbito educativo, sus trabajos eran bien recibidos por los profesores y jefes de cátedra, lo que le valió un lugar estable como ayudante. “Eso fue en mi ultimo año, yo estudie asi en cuatro años y un verano termine la carrera. Así que eso fue todo en el último cuatrimestre, en medio año. Vivía muy intensamente mi vida como estudiante.”

Fue interesante escuchar este relato de Betina, su inserción a la docencia no fue una meta que tenía establecida previamente, sino casi por casualidad. Al igual que tantos otros estudiantes de sociología, no tenía un claro conocimiento de lo que sería su vida al terminar la carrera. Resume esto, diciendo; “Es una muy buena carrera, no es lo mismo estudiar sociología que luego ver qué se hace con la sociología, en el orden del trabajo y la actividad laboral”.

¿Qué libros, cuentos o artículos nos recomendarías por fuera de la academia?

“…hay autores y hay libros, hay objetos, hay productos, que te rompen la cabeza, pero te la rompieron porque había algo en el producto, en el tipo, en el libro, en el texto, y había también algo en ese momento y vos estabas pensando en ese momento algunas cosas y se produjo un maravilloso click.” Siendo estudiantes nos resulta importante no solo quedarnos con las lecturas y la bibliografía obligatoria de las materias, sino leer libros y textos, ya sean de ficción para alimentar la imaginación y ejercitar la reflexión o autores sociólogxs que no tenemos la oportunidad de leer a lo largo de la cursada. Los libros que a Betina le pareció valorables para recomendarnos y compartir con nosotros fueron:

 

  • Los poemas de César Vallejo y Pablo Neruda.
  • Los cuentos de Cortázar y Borges
  • La pesquisa De Juan José Saer
  • De amor y de sombra, de Isabel Allende
  • La amigdalitis de Tarzán, de Alfredo Bryce Echenique
  • Marcas de nacimiento, de Nancy Houston;
  • El lector, de Bernard Schlink
  • El perfume, de Patrick Suskind
  • Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago
  • La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera
  • Divorcio en Buda, de Sandor Marai
  • Siempre es medianoche, de Hanif Kureishi
  • Hospital de ranas, de Lorrie Moore
  • Tres rosas amarillas, de Raymond Carver
  • El cuaderno rojo, de Paul Auster
  • La mujer en la luna, de Milena Agus
  • Los Manuscritos filosóficos y El 18 Brumario de Luis Bonaparte, de Marx
  • La ciencia como vocación, de Weber
  • los ensayos sobre Sociología y filosofía de Durkheim,
  • Tecnologías del yo de Foucault
  • El proceso de la civilización, de Norbert Elías
  • Holocausto y modernidad, de Zygmunt Bauman
  • La corrosión del carácter, de Richard Sennett
  • Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social, de Boaventura de Sousa Santos
  • Modernidad y blanquitud, de Bolívar Echeverría.

 

“Y hay autores muy interesantes que leí en los últimos años que me pegaron porque a mi hay un tema que me interesa mucho, la construcción de la subjetividad”.

 

 

¿Qué aportes brinda un clásico y por qué lo seguimos leyendo?

 

“Ustedes leyeron a Alexander?” Y la miramos con cara de nada. “Te la podría contar en la clave de él o te la podría contar de una manera más coloquial. Un clásico es un autor, un texto, un producto del pensamiento, de la acción que se constituye, que es un referente, un modelo, un criterio de referencia.” En palabras de Alexander nos cuenta que no solamente son como guías para pensar problemas sino que también para pensar conceptos. Es útil ya que a veces te ahorran argumentos, explicaciones sobre el marco teórico, lo mismo a la hora de fundamentar palabras y conceptos. “Pero además de todo eso, un clásico muchas veces te asegura, te provee legitimidad”

 

“Te válida lo que decis porque hay otro que ya lo dijo y vos lo estas diciendo en sus términos…”. Nos resalta que leer un clásico es muy lindo, ya que no solo es un referente sino que tiene cierta elegancia. Los clásicos, se han ganado sus lugares, algunos más fácilmente que otros, nos cuenta que incluso algunos hablando a cerca de los clásicos, han llegado a serlo. “algunos bien podrían ser clásicos pero no se lo han ganado, algunos clasicos son clasicos y que bien que sean, y hay algunos otros que bien podrían serlo pero no lo fueron o no lo son todavía”. Nos comenta de la manera más clara y completa posible.

¿Qué te llamó la atención en weber, para la especialización de su obra?

 

En un tiempo, no superior a treinta segundos, Bettina nos cuenta “Yo leí mucho sobre Weber, leo mucho. Ahora, si esto supone que yo especialmente trabajo a Weber y además especialmente me interesa más Weber, por sobre otros autores. La respuesta es no. Ahora si Weber me interesa, si me re interesa. Ahora si me gusta la argumentación weberiana, sí, me re gusta. Pero me gusta la argumentación Durkheimiana? Sí, también. Y de otros autores también, de Marx, de su abordaje de la realidad. Ahora por si especializarme en leer Weber, te refieres a que yo seguí leyendo Weber y además porque doy clase sobre Weber, porque yo entiendo que debo. Por supuesto que sí, Yo leí más sobre Weber que otros autores”.

“Lo que sí te puedo decir, y no se si fue una elección tan mentada, yo sí oriente mis lecturas y mi actividad docente principalmente en la dirección de la teoría social y sociológica en particular, sí es cierto que vuelvo y agrego mucho más en Weber, en Durkheim, en Marx, pero también en Bourdieu, en Elias, en otros autores en dirección social y la teoría sociológica”.

El pensamiento de Weber ¿continúa vigente en la academia?

 

“Es vigente porque sigue convocando pasiones y si sigue convocando pasiones sigue convocando debates y además no sólo debates sino que  sigue convocando a desarrollos teóricos e investigaciones en la línea weberiana pero también lo diría para Durkheim y para Marx, incluso para Bourdieu. Pero a su vez hay desarrollos actuales que lo convocan a Weber de una u otra forma y no sólo en el campo estrictamente de los weberologos”.

¿Qué aportes se puede considerar que realizó la esposa de Max, Marianne Weber, en su obra?

 

“A las mujeres no se nos reconoce. Las mujeres ganamos menos, en trabajos que tuve, ganaba menos en igual cargo que los varones y aún sigue ocurriendo y no lo digo en general, sino en particular me ocurrió que yo ganaba menos que un compañero en igual cargo. Y sobre las mujeres que no fueron reconocidas… habría que hacer un listado no? De las mujeres clásicas en la sociología, es re interesante el tema de la mujer , yo no me especializo en cuestiones de género, pero soy mujer, podría no serlo e incluso decir lo mismo, pero soy mujer. A las mujeres nos cuesta más, no se, vayan a ver cuantas mujeres hay tituladas(…) eso lo estoy diciendo por decir, hay que ver cuántas mujeres llegan a cargos jerárquicos en actividades de gestión, en docencia, de investigación, habría que ver la proporción”. Betina nos propone formular y reflexionar a cerca de la siguiente pregunta; ¿Cuál es la participación de las mujeres en relación con los varones en cada uno de esos ámbitos de acción/actividad académica?

 ¿Te fue difícil como mujer conseguir un lugar de reconocimiento en la facultad?

 

“¿En qué sentido? ¿Como profe? Mi actividad es como docente, ¿qué entendemos como reconocimiento, si por reconocimiento es el cargo que tengo?”. A lo largo de la entrevista, Betina no dejó de reformular nuestras preguntas, no deja nada por dado o por sobreentendido, invitándonos a plantearnos las cosas de otra manera y siendo, tanto nosotros como ella, cuidadosos con nuestra argumentación e incluso las palabras que utilizamos. “Hay que pensar en general en las mujeres inductivamente, de los casos, de las experiencias, en mi trayectoria en la facultad, si, las mujeres ganamos menos. Son cuestiones que hay que tener en cuenta, que no necesariamente se tienen en cuenta, que no siempre se tienen en cuenta o que muchas veces se tienen en cuenta cuando surgen como exigencia dirigidas a preservar un equilibrio allí en donde no hay y ciertamente, todavía no lo hay y por eso se tiene que buscar y preservar esos equilibrios ”. Volviendo a su carrera institucional, “debo decir que en mi experiencia mirando incluso a mis compañeros con los que yo compartí actividades, no me costó más que a otro varón entrar en una cátedra como mujer, yo creo que lo que cuesta más es ascender, lo que cuesta más es llegar y desplegarse en cargos o en actividades en donde el ejercicio del poder tenga una impronta mayor, porque la cuestión está ligada al ejercicio del poder. Pero es probable que en el marco de un conjunto más amplio de experiencias y prácticas dentro del mundo académico y científico, las mujeres nos encontremos con barreras o dificultades que no se les presentan a los varones.”.

 

Finalizando lo que para nosotros fue más que una entrevista, sino una muy bien argumentada exposición, Bettina concluye “(…) a mí igual no me impactó negativamente ser mujer para acceder inicialmente a cátedras. Sí entiendo me impactó negativamente ser mujer para desplegarme en mi decisión y a lo largo del tiempo en cargos más importantes en los que había una mayor cuota de ejercicio de poder. Pero también me las fui ganando, y los gane. Yo termine en igual condiciones. Uno se encuentra en la vida con personas y eventualmente jefes. Algunos de ellos muy generosos que me dieron las mayores y mejores oportunidades como gestionadora de investigaciones durante una gran cantidad de años las hice en el marco de un jefe que me dio la mayor de las confianzas que le dio a otro compañero varón y que yo lo agradezco y fue muy generoso en ese sentido.”

 

Antes de despedirnos, Betina nos pide el mail para que le mandemos la entrevista, quiere dejar en claro ciertas cuestiones, como el listado de libros (para no olvidar algunos títulos o autores). Fue así como en las siguientes semanas nos envió cuatro mails, en cada uno continuaba editando y modificando la entrevista. Decidimos hacer una recopilación de estas distintas versiones y recuperar lo que nos resultó más significativo, esto demuestra todo lo que nos permite abordar la sociología, así como Betina, siempre tienen algo nuevo para aportar. 

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